Los jóvenes y la casa propia
La tradición argentina de la incorporación masiva de las clases medias en los centros urbanos desde la mitad del siglo XX, con movilidad social ascendente de los hijos profesionales de los inmigrantes; hicieron crecer la idea de “la casa propia” como un bien muy valorado por gran parte de la sociedad. Con las crisis más cercanas en el tiempo, la fragmentación social construyó realidades diferentes según qué sector social ocupen los jóvenes.
Podemos caer en la simplificación de pensar que en sectores medios bajos, el ideal de una vivienda propia sigue anclada a aquellos valores del pasado, como forma de una planificación más ordenada de un proyecto de vida. Aquí, las constantes crisis económicas y las fracasadas políticas crediticias de acceso a la vivienda imposibilitan que este sueño se concrete.
Pero en sectores medios altos, los jóvenes tienen una mirada muy distinta, con marcadas influencias de la globalización cultural y nuevos consumos. En este sector, la percepción de la propiedad ha experimentado un cambio radical, donde la prioridad ha dejado de centrarse en posesiones a largo plazo, como la vivienda, para abrazar una filosofía más orientada a vivir el presente y acumular experiencias.
Muchos jóvenes optan por canalizar sus recursos hacia viajes, aventuras y eventos en lugar de comprometerse con la compra de una vivienda. Esta elección refleja un deseo de explorar el mundo, conocer diferentes culturas y vivir experiencias enriquecedoras.
El surgimiento de la economía compartida ha contribuido significativamente a la transformación del concepto de propiedad. Plataformas de alquiler de viviendas, transporte compartido y servicios colaborativos ofrecen a los jóvenes la posibilidad de acceder a recursos sin la necesidad de poseerlos permanentemente. Esta mentalidad colaborativa se alinea con la filosofía de disfrutar de los beneficios sin cargar con las responsabilidades a largo plazo.
La juventud contemporánea tiende a redefinir la idea tradicional de propiedad. La preferencia por la movilidad, la flexibilidad laboral y un enfoque más minimalista han llevado a una mayor aceptación de opciones alternativas, como el alquiler.
De todas formas, para muchos jóvenes, la idea de tener su propia casa sigue siendo un objetivo fundamental. Sin embargo, las barreras económicas, el acceso al crédito y la inestabilidad laboral, a menudo presentan desafíos significativos. Con realidades y motivos diferentes, en cada sector social la idea de concretar el acceso a la casa propia es una realidad que se aleja cada vez más de los jóvenes.
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