Marcelo Pagliaruzza, gerente de Cooperativa Aranguren
COOPAR es una cooperativa de servicios agropecuarios y plantas de acopio en los departamentos Nogoyá y Victoria.
Cerramos un buen año económico, basado en una buena cosecha de gruesa el año pasado, donde solo falló el maíz. Y ahora, una muy buena cosecha de fina, en la cual no teníamos tanta expectativa por las heladas que hubo. Eso en cuanto al acopio. Después, también fue bueno el año en el sector de carne de cerdos y una buena venta de alimentos balanceados e insumos para los socios, que son el motivo de la cooperativa. Este año también logramos exportaciones de colza al Uruguay y arveja a Brasil.
Estamos llevando adelante inversiones importantes. En Aranguren se está construyendo un nuevo silo de 5.000 T y arranca el montaje de un molino para la planta de alimentos balanceados, lo que nos permitirá pasar de 5 toneladas por hora a 15 toneladas. En Victoria se construirán oficinas nuevas para la sucursal y queremos crecer con más madres en la granja de cerdos para integrar más productores que hagan la cría de los capones.
Las ganas emprendedoras están atadas a la economía del país. La falta de previsibilidad y una economía sin reglas claras imposibilita proyectar a muy largo plazo y una inflación del 100% anual tira a la basura cualquier proyecto de inversión.
La cooperativa tiene unos 150 empleados directos entre todas las sucursales. Este año sostuvimos y tuvimos un leve crecimiento. Lo que sí estamos notando es que la rotación se incrementa cada año. Difiere en sectores. Se da mucho más en las granjas, pero está comenzando a suceder en lugares donde había más estabilidad. Esto pasa principalmente con los jóvenes, que buscan más flexibilidad que sueldos.
Nos preocupa para el 2023 lo económico del país, la inflación y la falta de reglas claras, que son los pilares básicos para invertir y que esa inversión logre crear más trabajo privado, que es lo que falta en Argentina. La sequía es la principal preocupación. Entramos con perfiles de humedad muy por debajo del año pasado y los pronósticos no son alentadores. Hoy ya se sembró menos maíz de primera y llevamos muy poca soja sembrada, el 20% a lo sumo. No queda mucho tiempo para revertir esto. Algunos pueden pasar a maíz de segunda, pero depende de las lluvias de estas semanas… si es que se suceden.
Y en la cooperativa el 2023 dependerá de lo que suceda con las lluvias las próximas semanas y cuánta soja y maíz de segunda se pueda sembrar. Queremos ser optimistas y llevarle ese optimismo al productor que está muy bajoneado por el clima. Por esas circunstancias creo que el año próximo será más complejo que el que termina, además de que tenemos que atravesar por un año electoral.