Héctor Pagnoni, Presidente de Geocimenta SA
Geocimenta SA es una empresa de la construcción que provee ingeniería y equipamientos para la cimentación de obras.
El 2022 fue un año como todos, muy difícil. En nuestro rubro el tema de las importaciones es central por lo que nos cuesta mantener las máquinas. Hay demanda, pero la rentabilidad se nos escapa por todos lados: aumentos de impuestos, mano de obra e insumos. Lo más grave de todo esto es que en nuestro rubro hay que pelear los precios con el comitente y esto desvirtúa el mercado. Lo único que podemos bajar son las amortizaciones y esto, a mediano plazo a la hora del recambio de maquinarias, es un problema grave. Es una realidad que se da en la mayoría de empresas de pilotaje del país y nos pega fuerte a todos.
Si miramos nuestra situación, logramos pagar sueldos, reordenar cuestiones impositivas y bancarias. Tenemos una empresa saneada, sin deudas, pero no logramos crecer. ¿Cómo se hace para progresar con el impedimento de importar maquinarias del exterior?
En este contexto, a uno se le van las ganas de emprender. Vemos oportunidades, como son los servicios de recalce de viviendas, un servicio que responde a problemas que se observan en viviendas o edificios de la región ante la erosión del suelo. Es un servicio que podríamos brindar, pero que todavía no hemos desarrollado en su potencial.
En cuanto a inversiones, la última que realizamos fue en el año 2017. Siempre tenemos en carpeta la adquisición de nuevas unidades, pero por distintos motivos no se concreta. Deberíamos adquirir maquinaria más pequeña e intermedia para trabajos urbanos, como lo demandan los nuevos loteos en la periferia de Paraná. Pero la importación es compleja, muchas veces se autoriza o no de acuerdo a la cara del cliente. Eso, claramente, no es el escenario ideal.
Nuestra filosofía es continuar con esta línea de consolidación de la empresa y evaluar la posibilidad de crecer a partir de aportes particulares de nuestros socios, en el caso nuestro, mis hijos. Creemos que pueden cambiar las condiciones para trabajar, más allá de un espacio político en particular, puede haber un cambio en la manera de concebir al sector productivo, con un criterio de apoyar a los que invierten y arriesgan, sin descuidar la actividad pública. La clase dirigente tiene que entender que la guita no sale mágicamente de los cajeros automáticos. Para algunos políticos, mientras el dinero salga de los cajeros, es viva la joda. No es así, detrás de eso hay personas que invierten, arriesgan y producen.