“Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…del miedo al cambio” (Octavio Paz (1914-1998)
Por
Roberto Trevesse
No quiero caer en frases hechas, pero lo cierto es que cada vez que se renuevan las autoridades de un gobierno provincial, las esperanzas de un cambio positivo, de hacer mejor las cosas, de llevar adelante un plan de gobierno, renacen en una parte importante de los entrerrianos.
La otra parte ya está acostumbrada a que, en general, no pase nada realmente importante. Luego de unos meses los entrerrianos se conforman con muy poco o que al menos les alcance para vivir.
Es decir, los entrerrianos de la democracia recuperada, retrocedimos y nos inclinamos verticalmente a los designios del Poder Central. Me pregunto ¿Dónde quedaron aquellos tiempos de rebeldía, de defensa férrea del federalismo, de nosotros decidir qué queremos como Provincia, otrora e influyente?
La respuesta es sencilla, perdimos la batalla contra el populismo y el verticalismo que nos sumió en un rebaño dócil, manso, sin capacidad de reacción.
Tanto es así que legisladores nacionales del oficialismo entrerriano de los últimos veinte años, votaron leyes que exigía la Casa Rosada y que perjudicaban a Entre Ríos y otras provincias.
Después de dos décadas consecutivas ganó otro frente político, el cual tiene un abanico de dirigentes de casi todos los partidos o agrupaciones militantes.
El vencedor fue Rogelio Frigerio, quien se había propuesto hace 4 años atrás ser gobernador de Entre Ríos y lo logró. Por lo tanto, había que comenzar a leer sus declaraciones a la prensa, sus discursos al pueblo entrerriano y tratar de saber quiénes son sus alfiles más importantes, como también que historia política tienen cada uno de ellos.
El flamante gobernador que lleva días en el cargo se muestra como alguien que está dispuesto a realizar los cambios necesarios para empoderar a los entrerrianos, trabajando desde las cosas vinculadas con el sentido común, terminar con los privilegios de la política, con el gasto público que no le llega a la gente, bajar los impuestos, darles alivio impositivo a los contribuyentes y a los sectores de la producción, modernizar los vínculos laborales y otras cuestiones que están vinculadas con solucionar problemas concretos de la gente.
También plantea que la política tiene que volver a darle centralidad a las personas para lograr progreso y bienestar social. En numerosas oportunidades sostuvo que “Si la política no sirve para que la gente viva mejor, no sirve para nada, y estamos en deuda con la gente”.
Asimismo, reconoce que tiene que gestionar bien, resolver problemas, poner a las personas en el centro de su atención y además, llevarles a todos -en una situación tan difícil como esta, o sea, la peor crisis que nos ha tocado vivir en democracia- la esperanza de un futuro mejor.
Frigerio explicó que en Juntos por el Cambio firmaron un documento, “en el que todos estuvieron de acuerdo, que planteaba con mucha claridad cuáles son nuestras ideas y hacia dónde tenemos que apuntar en el plano económico, en el plano energético, en el plano laboral, en el plano de las relaciones internacionales”.
También considera que las ideas no son patrimonio de un partido político ni de una corriente ideológica. Por lo menos las ideas que hoy necesita la Argentina para salir de esta situación dramática que viven nuestros compatriotas.
Explica que le parece que hoy son más fuertes esas ideas que cualquier otra cosa. Y por eso quiere anteponer esas ideas a cualquier otra discusión.
Un colega le preguntó si existe todavía el antiperonismo y le respondió que lo que existe claramente es el antikirchnerismo.
Sostiene que hay que dar cuentas de los actos de gobierno, de lo que hay que hacer y de lo que no hay que hacer. Aspira a lograr liderar el gobierno más austero, más transparente, más abierto, más moderno de la historia de la Argentina. Es esa la necesidad que tenemos hoy como para restablecer ese contrato moral roto, entre los ciudadanos y los políticos.
En otro reportaje destacó que no tenía ni participación ni vínculo estrecho con el PRO. Que se dedicó, después de la gestión, a trabajar en un proyecto en nuestra provincia y lo hizo por encima de lo partidario.
Luego agregó que hoy es muy difícil ser conocido siendo un dirigente en el interior del país, y si no sos conocido es muy difícil ser presidenciable. Se refirió a que “Ahí hay un problema que tenemos que solucionar, y la visión desde el interior del país es muy importante para lo que se viene. Hay que tener dirigentes que sean los que conduzcan la coalición con esa mirada federal nos va a enriquecer y además nos va posibilitar volver a ser competitivos en el futuro. La Argentina necesita un gobierno que defienda los valores vinculados con la cultura del trabajo, del esfuerzo, del mérito, de la República, de la independencia de poderes, pasa por ahí también el progreso”.
Recordó que en Entre Ríos hubo en el siglo XIX un dirigente, un prócer de la Argentina como Justo José de Urquiza, que planteó una estrecha correlación entre el progreso y la educación. Por eso en Paraná nació la primera escuela normal y laica de la Argentina, el primer jardín de infantes. Esto y mucho más se fue perdiendo. Entre Ríos, entró en un letargo, en una siesta muy larga, que la transformó desde una provincia que era protagonista de la Argentina, que era el líder del país, en la hermana pobre de la región centro.
Luego plantea que, por malas decisiones de nuestra provincia en términos políticos, no se le dio importancia a la educación, a la salud pública, a la inversión en infraestructura, al trabajo en el sector privado, etcétera. Si uno tiene que analizar cuál es la característica distintiva negativa de Entre Ríos, es que hoy tiene el 50% del trabajo formal en el Estado.
Frigerio señala sin titubear que Entre Ríos es la región con mayor potencial que tiene la Argentina, con mayor diferencia entre lo que es y lo que podría ser, por distintas razones, por la ubicación geográfica, por los recursos naturales, por los recursos humanos, también por su historia. Lo cierto es que se entusiasma con la posibilidad de volver a ubicarla en un lugar de liderazgo en nuestro país.
Cabe destacar en esta nota, de cierre de este 2023, que la post pandemia no solo trajo un deterioro muy fuerte en la Argentina a nivel socio económico sino también otro dato alarmante en términos de calidad institucional: la disconformidad con el funcionamiento de la democracia que superó más del 50% de la población, a la vez que cada vez menos gente cree en un gobierno con fuerte poder presidencialista y más del 37% de la gente no cree que el voto sea un factor determinante para generar un cambio social (Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina).
Lo cierto es que el flamante Gobernador ha comenzado su trabajo, que será arduo y quizás sembrado de espinas. Esperemos que no, pero que también tendrá que conducir un gabinete ministerial y una segunda línea de colaboradores que tendrán que poner todo el esfuerzo posible para cambiar el camino de la historia.
Sería bueno que como dice la letra de “La Ranchera” del destacado cantautor entrerriano, Jorge Méndez “…sin alaridos…sin estridencias…sin tanto ruido…” el primer mandatario entrerriano no espere a brindar su informe de cuál es su plan de gobierno, recién en la Asamblea Legislativa, sino lo antes posible, a través de la red de Radio y Televisión provincial porque todos los entrerrianos queremos saber a qué atenernos.
Un amigo me dijo “Me siento parte de un grupo de gente despojada en términos provinciales de simpatías por los partidos políticos clásicos y nos resulta muy fácil señalar el extravío en la agenda entrerriana… hay que empezar a reclamar por los daños que nos hicieron y por el usufructo sobre nuestra propiedad…, debemos luchar por el federalismo con mayúsculas”.
Los entrerrianos, hasta ahora, perdimos la batalla contra el populismo y el verticalismo que nos sumió en un rebaño dócil, manso y sin capacidad de reacción.