fbpx

“Muy poca gente está pensando qué futuro quiere”

Santiago Bilinkis no necesita mucha presentación. Es emprendedor, tecnólogo, divulgador y autor de dos libros imperdibles. Estuvo en Santa Fe disertando en los 30 años de la empresa “Human Touch”. Tuvimos una extensa charla y hablamos sobre futuro, inteligencia artificial y educación, entre otras cosas.
Comencemos con una pregunta amplia, ¿a dónde va el mundo?

El mundo va a donde queramos que vaya. Yo no creo en el destino. No creo que estemos condenados al éxito -como dijo alguna vez un ex presidente argentino-, ni que se venga necesariamente un apocalipsis del estilo “Terminator, los robots y las inteligencias artificiales…”  Me parece que gran parte de la cuestión es que el futuro es una construcción colectiva y muy poca gente está pensando realmente qué futuro quiere y qué decisiones hay que tomar hoy, para que el futuro sea como queremos. Esto puede sonar muy cargado de coyuntura argentina, pero es un fenómeno absolutamente global. Y en todo caso, la enorme repercusión que tuvo la Carta que sacó Elon Musk planteando detener las investigaciones de Inteligencia artificial por seis meses, cuando él sabe que no se puede hacer…, en realidad la idea era generar un golpe de efecto. La idea era precisamente poner a todo el mundo a discutir respecto del futuro, en vez de estar discutiendo sobre el pasado o estar discutiendo del futuro solo entretenido por la pavadita de que “salió una APP que te hace una fotito…” “No, no. Pará. Charlemos de a dónde va todo esto”. Entonces, creo que nos falta mucha discusión sobre el futuro. ¿A dónde va el mundo? Y es mucho más una pregunta que una respuesta; y es una pregunta que nos hacemos pocos. En definitiva, estamos muy cerca de crear la tecnología más poderosa, jamás inventada.

Gran parte de la cuestión es que el futuro es una construcción colectiva y muy poca gente está pensando realmente qué futuro quiere y qué decisiones hay que tomar hoy, para que el futuro sea como queremos.

Lo que dice Yuval Harari en su libro “Homo Deus” no es tan equivocado…

Hoy estamos muy cerca de todo lo que las películas distópicas han fantaseado, como también de lograr una utopía, un mundo donde solucionemos casi todos los problemas o resolvamos las enfermedades. Se abren opciones fabulosas y aterradoras al mismo tiempo. Y están mucho más cerca de lo que la mayoría de las personas creen. Entonces, de nuevo, creo que es un momento clave para discutir hacia dónde vamos y no porque nadie tenga la respuesta, sino porque es muy importante que nos hagamos la pregunta.

Estamos muy cerca de todo lo que las películas distópicas han fantaseado, como también de lograr una utopía, un mundo donde solucionemos casi todos los problemas o resolvamos las enfermedades. Se abren opciones fabulosas y aterradoras al mismo tiempo.

¿Y esa pregunta tiene que ver más con la filosofía que con la tecnología?

Creo que tiene que ver con la condición humana. “La filosofía” puede sonar a abstracto. Es qué mundo querés para tus hijos; qué vida querés para vos; qué lugar tendría que ocupar el trabajo respecto de otros aspectos de la vida; en qué medida aumentamos la expectativa de vida, pero en realidad nos morimos antes por el estrés o estamos haciendo pelota el medio ambiente… o sea, quiero sacarlos de la filosofía porque “filosofía” es una palabra lejana y en realidad es resolver cosas muy concretas respecto de cómo queremos que sea el mundo y qué estamos dispuestos a hacer hoy para que el mundo sea distinto. El ejemplo del cambio climático es muy claro: la mayoría de las personas escucha hablar y escucha hablar, pero no estamos haciendo los cambios necesarios que hay que hacer. Y después las consecuencias, a la corta o a la larga llegan y tenés que pagar la cuenta.

El problema es que cuando hacemos esta afirmación de que “lo tenemos que hacer todos”, en realidad es para que no lo haga nadie. Y el mejor ejemplo es hablar hoy de esto en Argentina donde la coyuntura no permite ni siquiera pensar en estos temas… ¿Cómo los ponemos en la agenda?

Es cierto. Si ponemos la responsabilidad en todos no la ponemos en nadie. Tampoco ni vos ni yo vamos a definir acá el futuro de la humanidad. Vos y yo -con suerte- vamos a tener una pequeña incidencia en nuestro propio futuro, en el futuro de nuestra familia, en el futuro de las personas que se vinculan con nosotros… cada uno en su pequeño entorno puede hacer una pregunta respecto del futuro. Ahora, a mí me sorprende la cantidad de padres y madres que eligen una educación para sus hijos sin preguntarse por el futuro. O sea, un chico que hoy empieza la escuela se está preparando para el mundo del 2040.  Para 2040 faltan 18 años. Si sale 1 versión por año de “Chat GPT”, en ese momento será el GPT 22. ¿Qué va a hacer GPT 22? Si no te pusiste a especular qué diablos puede pasar en 2040, ¿para qué mundo estás preparando ese chico? Entonces, hoy, las madres y los padres, no se están preguntando ¿qué habilidades van a hacer falta en el 2040? ¿qué escuela puede dar esas habilidades? Como tampoco las escuelas se están preguntando “¿qué habilidades van a necesitar estos chicos en el 2040 y cómo hago para adaptar las currículas, los contenidos o los materiales para desarrollar esas habilidades, las del 2040?

A mí me sorprende la cantidad de padres y madres que eligen una educación para sus hijos sin preguntarse por el futuro.

Otra vez, ¿se puede plantear en Argentina estos temas con la actual coyuntura?

Yo estoy planteando estas semanas la discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial en la educación. Hablé de las cosas que habría que agregar en la educación y la gente ahí discute y acepta un poco. Pero la podrida linda se arma cuando decís qué cosas hay que sacar. Porque para agregar contenidos hay que sacar otros. Y ahí es donde cuesta mucho generar acuerdos. Si vamos a tener que sacar cosas, creo que sería mucho más importante que las escuelas enseñen a los chicos cómo funciona el algoritmo de TikTok o qué impacto te hace la cantidad de seguidores y la cantidad de “Me Gusta” en la autoestima… o cómo te manipulan muchas de las redes sociales y cómo aprender a controlar tu tiempo y hacer un buen uso de las redes sociales a tener que aprender de memoria los reyes de la dinastía borbónica en el siglo 16. De nuevo, no quiero desmerecer el valor de la historia, pero si tenemos que elegir… para mí hoy no puede faltar que los chicos entiendan qué es TikTok, qué te hace en la cabeza, por qué genera adictividad… o qué es “Fortnight”, cómo juega con vos, qué son los neurotransmisores. No es estudiar neurociencia solo por neurociencias. Es estudiar neurociencias para entender que por qué cuando terminas de jugar al Fortnight no querés hacer nada más. Tiene que ver con la química cerebral. No es casual que le pase el mismo fenómeno a todos los pibes que lo juegan.

Sería mucho más importante que las escuelas enseñen a los chicos cómo funciona el algoritmo de TikTok o qué impacto te hace la cantidad de seguidores y la cantidad de “Me Gusta” en la autoestima.

En esto de formar para el 2040, vos tenés un ejemplo extraordinario, cuando decís de imaginar que cada uno de nosotros clasificamos para las olimpíadas, pero recién una hora antes nos dicen a qué deporte… ¿Cómo nos preparamos para eso?

Hace unos años yo daba una charla sobre el futuro del trabajo. Y es lo mismo que pasa ahora con el impacto de GPT en el trabajo. Para mis columnas, siempre hago una encuesta para investigar un poco qué opina la gente. Y ahora pregunté “¿qué impacto creían que GPT iba a tener en el trabajo?” El 40% opina que va a destruir un montón de empleos. Y les pregunté “¿qué iba a pasar con TU trabajo?” Y ahí solo el 5% cree que SU trabajo también se verá afectado. Entonces, tenemos esta idea medio esotérica, de que a la humanidad le va a pasar de todo, pero a mí no. Y eso lo que hace es que cada uno no se haga la pregunta respecto de su futuro: ¿Cómo va a ser tu trabajo dentro de unos años? La mayoría de la gente cree que “igual”. Y definitivamente, el futuro se parece a cualquier cosa, menos al pasado. Ya aprendimos esa lección de que la tecnología cambia cada vez más rápido. Pudimos estudiar en la década del ‘80 y 40 años después en 2020, seguir ejerciendo algunas profesiones medianamente bien… Ahora es imposible. En la mayoría de las profesiones, hoy, alguien que se formó hace 40 años y no pudo irse actualizando, está perdido… está casi fuera del mercado laboral.

Incluso, esos que no se han actualizado en serio, no van a poder aprovechar las nuevas herramientas que están saliendo…

Pero sobre todo otra persona sí las va a aprovechar. Al final del día -nos guste o no- el mercado del trabajo es competitivo. Ya hay una cantidad limitada de puestos y todos aspiramos a un ascenso, a un trabajo mejor y no hay lugar para todos. Ascensos por ahí hay uno y candidatos hay cuatro. ¿Quién va a tener ese ascenso? Bueno, el que esté mejor preparado, el que sintonice mejor con el futuro. Hoy, entender tecnología y tener una idea de futuro en la cabeza es quizás el diferencial más importante que puedas tener en el mundo laboral. Ojo, que esto se aplica también a las empresas que se queden en el tiempo.

Esto es una discusión que se está dando hoy en el mundo. Pero la coyuntura de Argentina pareciera que no le permite participar de esa discusión… Sin embargo, hay una cantidad de emprendedores que se han convertido hasta en “unicornios” mundiales que salen de esta coyuntura. Entonces, parece como que hay una disociación entre el “no mirar para adelante” mientras otros son protagonistas de esos cambios. 

En mis publicaciones sobre Chat GPT de las últimas semanas tuve varios comentarios del estilo “¿qué estás hablando de inteligencia artificial en las escuelas cuando no tienen calefacción y se caen a pedazos…?” y es verdad. Hay una brecha extraordinaria. De hecho, muchos chicos van a la escuela a comer porque en sus casas no se alimentan lo suficiente. El planteo de la deficiencia estructural que tiene Argentina es totalmente cierto. Pero la inteligencia artificial va a llegar igual. Entonces, el ejemplo que encontré para que se me entienda es preguntarse ¿dónde es más dañino un terremoto, en Tokio o en Haití? Si va a temblar la tierra, estás más seguro en Tokio. Entonces, si tenemos un montón de vulnerabilidades, por deficiencia de infraestructura o por temas de pobreza, una tecnología disruptiva te hace mucho más daño. Por eso tiene más sentido hablar de lo que puede pasar con la inteligencia artificial en la Argentina, con sus escuelas sin calefacción y con techos que se caen, que en Finlandia.

¿Dónde es más dañino un terremoto, en Tokio o en Haití? Si va a temblar la tierra, estás más seguro en Tokio. Entonces, si tenemos un montón de vulnerabilidades, por deficiencia de infraestructura o por temas de pobreza, una tecnología disruptiva te hace mucho más daño.

Y a su vez también otorga mayores posibilidades de dar ese salto de brecha que hoy existe más rápidamente…

Los cambios que la inteligencia artificial introduce no entienden de fronteras. Hoy lo único que hace falta para usar inteligencia artificial es un celular y la mayoría de los argentinos tenemos celular… tal vez los finlandeses tendrán uno muchísimo mejor, pero casi todas las personas tienen acceso a esto. La inteligencia artificial es parte de nuestras vidas nos guste o no nos guste, seamos ricos o seamos pobres, haga frío o calor… y que te agarre peor parado simplemente te deja en una posición más frágil.

“Muy poca gente está pensando qué futuro quiere” (Santiago Bilinkis).
Scroll al inicio