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Según el diccionario de la RAE, “la coyuntura es la combinación de factores y circunstancias que se presentan en un momento determinado”. Decir “en un momento determinado” denota que una coyuntura es “transitoria”.
¿Pero cuánto dura una “coyuntura”? De acuerdo a la definición mientras esté presente “la combinación de factores y circunstancias”.
Claro, si anclamos la definición a la Argentina, la cuestión puede cambiar y los tiempos pueden volverse interminables, cíclicos y hasta repetitivos. Y la coyuntura se convierte en la realidad constante.
Esto sucedió en la última década (o más) de nuestro país. La coyuntura se volvió constante y se comió cualquier contacto con la realidad. La verdadera. En la cual vive todo el mundo.
Los empresarios, por dar un ejemplo cercano a lo que nos interesa en esta revista, basaron su actividad en resolver los problemas de la “coyuntura” -del día a día-, y relegaron la mirada sobre sus negocios, sus proyecciones, sus oportunidades y hasta sus amenazas propias de la actividad.
El gigante árbol de la coyuntura argentina tapó el bosque de la realidad mundial por más de una década.
Hace ya casi dos años, un leñador con motosierra comenzó a talar ese gran árbol de la coyuntura y dejó al descubierto la realidad que estaba oculta (o que muchos no querían ver). La realidad del país y la realidad del mundo.
Y cuando uno se percata que la coyuntura no es la realidad, duele. Y trae grandes peligros para el que no lo vio, y principalmente, si no lo entiende hoy.
Porque lo que cambia no es Argentina. Lo que cambió hace tiempo es el mundo. Y Argentina está en el mundo, por lo cual debe acomodarse a ese mundo nuevo, que no veíamos, no conocíamos y no entendíamos (el tiempo verbal utilizado puede cambiarse al presente también).
Los cambios generan resistencia. Mucha resistencia. Más de aquellos que estaban muy cómodos y de ninguna manera quieren esos cambios con los cuales perderían sus privilegios que creían podían ser eternos.
La mejor arma para evitar la realidad es crear más “coyunturas” que atenten contra la realidad. Y así entramos a un nuevo período electoral en el cual todo amenaza con volar por los aires. Desde las tasas de interés hasta las denuncias y la violencia.
Pero no debemos olvidar que la coyuntura es un espacio de tiempo con condiciones determinadas. Una vez que pase (en este caso las elecciones), seguramente volveremos a ver la realidad.
Y tal vez, el momento en que la realidad pueda durar mucho más tiempo y con cambios profundos para que las coyunturas sean cada vez más cortas y no nos corran del mundo.