Daniel Hereñú, presidente de OIC SA
OIC SA es una empresa dedicada a obras de infraestructura de comunicaciones, cableado, obras subterráneas, electrificación, gas, fibra óptica y asfaltado urbano.
Fue un año de mucho trabajo, con buen nivel de obra pública, pero con muchos problemas de eficiencia en lo administrativo. Hay problemas graves, con ineficiencias bien marcadas en el funcionamiento estatal que quedaron a la luz del día, luego de la reactivación post pandemia, puntualmente en el tema de pagos y certificaciones de obra.
El sistema de redeterminación de precios del gobierno provincial y nacional es inservible. Con los actuales índices de inflación y demoras en los pagos de seis meses, lo único que van a lograr es fundir a las pequeñas empresas.
En este contexto, nuestra empresa ha crecido porque diversificó servicios, como un salto necesario para poder sostenerse. Hacemos pavimentación, gasoductos, acueductos y obras de comunicaciones. Fue algo necesario para sostener la estructura de la empresa. Para resumirlo, en el trabajo fue un crecimiento, pero el balance económico no cierra.
Con el actual esquema, el Estado está haciendo mucha plata a costa de los empresarios. Nosotros trabajamos con inversiones propias que cobramos, como mínimo, recién 180 días después. Yo había pronosticado que este año se terminaban las empresas; bueno, no creo que estemos lejos de ese escenario. Hoy, las pymes directamente no se están presentando a las licitaciones porque no hay marco de precios, ni para nosotros ni de nuestros proveedores. Es imposible tomar una obra cuando no hay puntos de referencia ni costos reales. Con esta inflación, es una lotería hacer una obra y que a la empresa le vaya bien.
La única manera de funcionar con una inflación del 100% es tener un sistema que permita un ajuste real de los precios, pero es un problema que heredamos desde el plan de Convertibilidad de los noventa donde se puso fin a las “indexaciones”. Ahora, cada administración tiene su librito, y cuando se cobran los montos a los seis meses, es menos de lo que salió pagar sueldos y comprar los materiales. Con este funcionamiento, la mayoría de las empresas han perdido gran parte de su capital. Uno de los principales defectos de este gobierno es que no valora al sector privado, están matando a la gallinita de los huevos de oro.
Para los empresarios, las ganas de emprender no pasan por estas situaciones coyunturales que vivimos, sino por el espíritu emprendedor. Estamos acostumbrados a la lucha en la adversidad y esperamos mejores vientos más adelante.