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A competir

A competir, por ahora con desventajas

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Se termina un año de cambios profundos, de cambios serios, de cambios que abren puertas a que muchas cosas sean diferentes en 2025. ¿Todos aceptan los cambios y saben que tienen que adaptarse? ¿Entienden que el desafío puede dejar en el camino a pymes de varios sectores? ¿Y que la transformación del mundo y el avance de la IA también es una amenaza/oportunidad en el mundo del trabajo? El panorama para 2025 es alentador por un lado, pero totalmente desafiante por el otro. Competir: se puede y se quiere, pero con reglas de juego que sean similares para todos, cosa que no ocurrirá en los inicios.

Por Martin Oleinizak

Argentina cambió. 

Argentina tiene un gran alivio. 

Lo comprobamos con un primer dato que surge -indirectamente-, en este sondeo de opinión que hacemos anualmente, desde hace 16 años con más de 60 empresarios de todo Entre Ríos: pero es la primera vez, que quienes contestaron las preguntas a fines de noviembre tuvieron el mismo contexto para responder que quienes lo hicieron más cerca del 20 de diciembre. Cada año este trabajo demandaba una celeridad imperiosa, ya que en los primeros días de diciembre SIEMPRE pasaba algo que cambiaba el contexto. Desde la asunción de nuevos presidentes hasta conflictos sociales que desmadraban el humor social previo a las fiestas.  

Argentina estaba acostumbrada a cambiar cada 15 días. Palabras como “estabilidad”, “planificación”, “mediano o largo plazo” y otras similares habían sido erradicadas del léxico empresario. 

Como un viento fresco que sopla en pleno verano, estas palabras retornaron y todavía sorprenden. Pero no hay incrédulos. A todos les gusta y las quieren atesorarlas, para que se queden y les permita salir de una coyuntura asfixiante que se extendió durante más de una década.

Segundo dato que nos sorprendió en el sondeo: las preocupaciones. Esta pregunta es un clásico para entender qué puede afectar el crecimiento del 2025. Sin embargo, también por primera vez en muchos años, las respuestas no fueron automáticas. Es más, generaron segundos de reflexión antes de contestar, porque los empresarios no están preocupados por el contexto, sino por sus empresas. 

Hasta el año pasado preguntábamos “¿Cuánto de su tiempo lo dedicaban al negocio y cuánto a resolver el contexto?”; la respuesta fue creciendo en los años fuertemente hacia el contexto, hasta el punto de olvidar el negocio propio. Lo que sucedía en la política económica del país influía más en los resultados comerciales que cualquier medida de eficientización o mejora que se diera puertas adentro de cada industria. Y la inflación se encargaba de tapar cualquier error que se produjera. Era una cuestión de tiempo. Porque, para lidiar con la inflación, los argentinos nos volvimos expertos. Vamos con las principales conclusiones. 

Como generalmente sucede, no a todos les fue igual. La principal diferencia se notó en la construcción y en aquellos sectores que tienen relación directa. La “madre de industrias” pasó por su peor año en la historia, y esto se sintió en el resto. Sin embargo, también hubo sectores con un alto nivel de trabajo, principalmente aquellos ligados a las energías alternativas. Después de que en Entre Ríos estuviera prácticamente “prohibido” el uso de paneles solares, un ajuste en la reglamentación en el mes de febrero destrabó todo. La suba del costo energético hizo el resto, y las empresas se están volcando rápidamente a producir su propio recurso, para garantizarse el abastecimiento, pero principalmente para bajar costos. 

En el promedio de las más de 60 empresas que participaron de este relevamiento, en una valuación entre 1 y 10 puntos, el resultado fue de un año de casi 7 puntos… 6,93 para ser más exactos. 

El 28% de los consultados tuvieron un muy buen desempeño, y un par hasta excelentes resultados; el 53% lo calificó al 2024 como un año entre aceptable y bueno; y para el restante 19% fue un año entre regular y malo.

Tal vez lo que más se escuchó fueron las expectativas y temores que se produjeron en los primeros meses, donde la coyuntura económica marcaba un año muy malo al cambio rápido que se dió desde el mes de mayo en adelante. Esto provocó que los pronósticos pesimistas no se cumplieran y que el cierre de año haya sido mucho mejor de lo esperado. 

Entre las consultas que hicimos este año, pusimos énfasis en los cambios que se produjeron en la conducción del país y el rumbo de la economía. ¿Cuánto estiman los empresarios que estos cambios se mantendrán con el tiempo? Casi la totalidad creen que las reformas profundas introducidas en la economía se mantendrán, incluso después de las elecciones de medio término. Hay un amplio reconocimiento al cambio de reglas de juego, a pesar que muchas de las modificaciones pueden traer aparejados serios problemas para la industria nacional. En un período de tiempo tan corto se lograron transformaciones que eran inimaginables en la Argentina actual. Cambios que pueden sentar las bases para un crecimiento sostenido. Cambios que empiezan a permitir pensar hacia adentro de cada empresa. Cambios que generan preguntas en los diferentes sectores sobre el modelo de negocio que se tiene y las modificaciones necesarias para sobrevivir. Cambios que apuntan directamente a la eficiencia real, a la productividad y a la competencia. 

Todos estos cambios necesitan de tiempos. Tiempos para adaptarse al nuevo contexto. 

Pero también tiempo para que el gobierno genere las condiciones de competitividad. Esto se traduce en las reformas impositivas y laborales prometidas, y que comenzarían a cristalizarse en este 2025. 

Sin una considerable reducción de la carga impositiva del país, mejoras ostensibles para contratar personal y reducir la economía informal, difícilmente el sueño de “competencia” puede arrojar resultados positivos para las empresas e industrias argentinas, no importa el sector al que pertenezcan. 

Siempre hemos sostenido en esta revista que la principal amenaza que enfrentan las empresas argentinas no es la economía del país, sino lo que ha ocurrido en el mundo en los últimos 20 años. 

El aislamiento por las restricciones económicas, sumado a que quienes dirigen las empresas estuvieron más preocupados por sobrevivir que por entender los cambios tecnológicos que emergieron, hacen un contexto sumamente complejo ante una apertura como la que se está planteando. 

Tantos años de solo mirar el árbol que tapaba el bosque tendrán sus consecuencias.

A todo lo que es industria 4.0, que muchos comenzaron tibiamente a incorporar, en los últimos dos años se sumó y multiplicó la brecha que provocará el uso de la Inteligencia Artificial. Como dijo un empresario: “No importa si yo la uso, lo que importa es cuánta ventaja me saca mi competencia que sí la usa”.

Son contadas con los dedos las empresas que hoy están aplicando inteligencia artificial en Entre Ríos. Tal vez la mitad está comenzando a preguntarse cómo incorporar a sus procesos. 

Es un tema que nos supera a todos, pero que es FUNDAMENTAL abordar lo antes posible para el futuro cercano. No hay área que no le pueda sacar provecho. No hay sector que no logre alguna mejora con esta herramienta. La IA es otro de los grandes desafíos que tienen aquellos que decidieron liderar personas y crear empresas. Nuestro aporte, está en la nota que cierra esta edición, del puño de Marcelo Manucci, un entrerriano que tiene muchísimo para aportar en este terreno de integración con la nueva tecnología.

El contexto cambió. Las empresas miran hacia adentro. Los bancos, tímidamente (demasiado), están volviendo a trabajar de bancos. El crédito vuelve, aunque todavía con tasas altas para la inflación que estamos teniendo. Las carpetas conteniendo proyectos de inversión salieron de los cajones donde estaban guardadas y se comienzan a analizar. Las industrias, todas, necesitan recuperar terreno perdido para ser competitivas. El tema es: ¿Cuándo tomar la decisión de invertir?

Ese es el gran dilema. Con costos que todavía permanecen altos y precios de insumos todavía con un margen para bajar, las decisiones se posponen para el primer semestre de 2025. Algunos ya se animaron y comenzaron los primeros proyectos que implican agregar nuevos productos o ampliar la producción. Pero la mayoría está expectante. Se esperan decisiones del gobierno. Reforma impositiva y laboral -nuevamente- junto a la eliminación del cepo, podrían ser factores que promuevan las decisiones. 

Así como el balance de 2024 casi llegaba a los 7 puntos, las expectativas para el 2025 son, en un 95%, de un año mucho mejor que el que termina. Algunos lo manifiestan como un año de “transición”, pero la valoración promedio lo posiciona como un año de 8 puntos de expectativas, 8,07 para ser más precisos.

La particularidad está en el desglose de ese positivismo. El 9% de los entrevistados se anima a pronosticar un año excelente para sus empresas, mientras que otro 68% lo califica como un muy buen año. Solo un 21% espera un año entre aceptable y bueno, quedando un 2% para la expectativa regular de 2025.

Nuevamente, los sectores ligados a la construcción son los menos optimistas, a pesar de que ve un repunte de la actividad por la aparición del crédito hipotecario, un mejor desenvolvimiento del sector inmobiliario y algo de obra pública que comienza a reconfigurarse en su nueva modalidad. 

Y la otra pregunta que realizamos con especial atención a las respuestas sobre el contexto con muy baja inflación que se espera para 2025. Cambia totalmente la forma de administrar, y no solo la empresa, sino también los gastos personales. 

La inflación nos acostumbró a los argentinos a gastar lo antes posible para que el dinero no pierda valor. Refugiarnos en productos aunque no los necesitemos. 

Sin inflación se termina el consumo sin necesidad. Se termina el stock innecesario. Se mira con lupa cada gasto.

La eficiencia, la real, será determinante. No habrá más excusas. De ahora en más, quien no entienda cómo administrar sus gastos, corre serios riesgos de no poder continuar. Cada empresario lo explicará en las próximas líneas con mayor detalle y precisión. 

Todos se dieron cuenta de esto. Todos toman notas. Todos empiezan a mirar su propia competitividad real y comienzan a ocuparse de que suceda.

Por último, preguntamos a los empresarios sobre el primer año de gestión, tanto de Javier Milei en la Nación como de Rogelio Frigerio en Entre Ríos. Esas respuestas fueron privadas y solamente vamos a conocer la opinión general de todos, por obvias razones.

Javier Milei. La valoración entre 1 y 5 puntos posibles, cerró con un promedio de 3,91. Esto significa casi un Muy Bueno. Destacan del presidente “la capacidad para haber hecho lo que dijo que iba a hacer”; de haber tomado las medidas que se necesitaban en el país para encaminar la economía hacia un futuro posible; de haber hecho cosas que califican como “imposibles” o “impensadas”. Con haber podido cortar a motosierra grandes gastos del Estado y llevar a un déficit fiscal cero en tan poco tiempo. Esta medida, como la baja estrepitosa de la inflación, son determinantes para una nueva argentina. 

En definitiva, el presidente Javier Milei es reconocido -incluso por no partidarios y no votantes-, por el logro que tuvo en tan poco tiempo en la faz económica. 

La mirada negativa está puesta principalmente en “las formas”. 

Rogelio Frigerio. Tal vez por cercanía y el mayor conocimiento de los actores que componen el gobierno provincial permite un análisis más crudo del desenvolvimiento del primer año del gobernador. La valoración promedio lo ubica un punto por debajo que Milei. El resultado final es de 3,02, lo que indica el resultado en Bueno.

Se destacan dos aspectos principales en los comentarios. Primero tiene que ver con que el ajuste que se dió en la Nación no estuvo ni cerca en Entre Ríos. El empresariado no percibe una reducción real del Estado elefantiásico que tenemos en la provincia ni una disminución de los privilegios del sector estatal. Algunos hablan de una “oportunidad perdida” a los recortes que no se han hecho en Entre Ríos. 

El segundo dato que aparece reiteradamente es el poco involucramiento del Ministerio de Desarrollo Económico en la política económica de Entre Ríos. No hay referentes reconocidos, no hay secretarías destacadas y no hay funcionarios que se preocupen por las necesidades de las empresas. Es un área prácticamente inexistente que no ha generado políticas activas ciertas. 

Para transformar la economía de la provincia es fundamental este ministerio. Con el 25% del tiempo transcurrido de gestión, parece más la continuidad de la nada de la política de Gustavo Bordet (cuando incluso dejó sin ministro ese cargo), que un lugar estratégico y decidido a dar vuelta la página productiva e industrial entrerriana. 

Hasta acá el resúmen de lo que ampliaremos en las próximas páginas con los verdaderos protagonistas que quieren hacer grande Entre Ríos. Demos paso a ellos y que tengamos todos un excelente 2025.

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