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EDITORIAL

Horizonte

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Pasó la fecha que ha desestabilizado la economía de Argentina durante décadas. También la han desestabilizado pésimas decisiones en ese mismo lapso, pero constantemente un resultado electoral ha sido la excusa perfecta para frenar y desequilibrar todo. Nunca importó para qué lado. Lo excluyente y repetitivo ha sido el caos.

Pasó esa fecha de este 2025. Faltan dos años para que llegue de nuevo. ¿Será tan desestabilizadora como lo fue este año?

¿En qué país del mundo, a las 17:59 horas se espera un caos general, pero dos minutos después, a las 18:01 cambia radicalmente el pronóstico y nos convertimos en una de las economías emergentes con mayor proyección del próximo lustro?

Solo Argentina logra eso.

Y después de las 18:01 del domingo 26 de octubre llegamos a un fin de año con el estado de ánimo económico en alza y con expectativas.

Y estamos hablando de “estados de ánimo”. De “expectativas”. No de realidad, pero sí de tendencias que pueden ser muy positivas.

Todavía falta. Las decisiones están tomadas. Reforma laboral, impositiva, ¿judicial?, ¿previsional? ¿Régimen de coparticipación? ¿Impuestos provinciales y municipales? Lo bueno es que está todo en discusión. Pese que les moleste a muchos.

Es tiempo de una Argentina que privilegie a quien trabaja, produzca, quiera crecer y desarrollarse.

Igual, todavía falta recorrer el camino de todas esas reformas. Que son profundas y enquistadas en la sociedad. Que traerán cambios muy grandes, pero necesarios para entender que el siglo XX finalizó hace un cuarto de siglo.

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