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El problema es acuciante: 16 millones de toneladas de alimentos se pierden anualmente en el país mientras seis de cada diez niños no tienen acceso a la nutrición necesaria. Iniciativas como el Banco de Alimentos de Paraná transforman excedentes aptos para el consumo en asistencia, rescatando miles de kilos mensuales y ofreciendo una solución logística para empresas y nutricional para más de 43.000 personas.
El 30% de los alimentos en el mundo se tiran y se desperdician. En Argentina, el problema es acuciante, con 16 millones de toneladas de alimentos que se pierden y desperdician anualmente, mientras que, paralelamente, seis de cada diez niños no cuentan con la cantidad de alimentos necesaria para su desarrollo.
En Argentina más de la mitad de la población se encuentra bajo la línea de pobreza, por esto el recupero de alimentos cobra un valor social y medioambiental sumamente relevante. Con la cantidad de kilogramos de alimentos que se pierden o desperdician, podrían alimentarse más de 24 millones de personas durante todo un año.
En este marco, los Bancos de Alimentos, tanto en Argentina como a nivel mundial, desempeñan un papel fundamental en la construcción de sistemas alimentarios sostenibles. Para ello, se enfocan en recuperar excedentes de alimentos aptos para el consumo y en generar conciencia sobre las repercusiones ambientales y sociales de la pérdida de alimentos.
Los Bancos de Alimentos son asociaciones civiles sin fines de lucro que surgieron con la misión fundamental de rescatar alimentos de toda la cadena alimenticia, productores, procesadores y fabricantes, distribuidores, venta al por menor, entre otros. Estos productos, que por alguna razón han perdido su valor comercial, siguen siendo completamente aptos para el consumo. Una vez rescatados, los bancos los clasifican y los entregan a organizaciones de ayuda comunitaria.
Este modelo de intervención nació en Phoenix, Estados Unidos, en 1967, y desde entonces ha sido replicado a nivel mundial. En Argentina, los primeros bancos surgieron con la crisis del año 2000, y hoy el país cuenta con 20 bancos de alimentos que operan bajo la Red Argentina de Bancos de Alimentos, y a su vez bajo las normas de la Global Food Banking Network (GFN) a nivel mundial. A nivel nacional, los 20 bancos de alimentos asisten a más de 1.100.000 personas. Solo el año pasado, la red rescató y entregó más de 25 millones de kilos de alimentos.
Banco de Alimentos de Paraná
En el 2018 se sanciona en Argentina la Ley Donal que regula la donación de alimentos que, aunque ya no son aptos para la venta, sí son seguros para el consumo humano. La ley tiene por objetivos tanto el fomento de la donación de alimentos en buen estado a organizaciones de bien público, para reducir el desperdicio de alimentos, como proteger a los donantes de la responsabilidad civil por daños.
El modelo del Banco de Alimentos fue traído a Entre Ríos hace seis años. Maria Paz Montenegro Bernard, actual presidenta de la Asociación Civil Banco de Alimentos Paraná (BAP), comenta que, tras conocer el Banco de Alimentos de Rosario en 2016, surgió la idea, y en 2018, la sanción de la Ley Donal, impulsó la fundación del banco en Paraná. Aunque tienen su base en Paraná, la aspiración es cubrir toda la provincia, y actualmente operan en Paraná, Concordia y Gualeguaychú.
Una estructura con agilidad
Los Bancos de Alimentos, a diferencia de otras entidades que canalizan donaciones alimentarias, principalmente tratan con productos que se encuentran próximos a su vencimiento, esto hace que tengan que gestionarse de una manera donde los voluntarios no resultan suficientes. Montenegro Bernard enfatiza que, “Si bien somos organizaciones sin fines de lucro, los bancos se manejan como empresas y necesitan una estructura enorme para poder rescatar y clasificar miles de kilos. Esta necesidad de una gran estructura se debe a que operamos como una verdadera distribuidora de alimentos.”


El Banco de Alimentos de Paraná comenzó a operar en 2019, rescatando solo 3.000 kg y asistiendo a 6.000 personas. Nueve meses después, llegó la pandemia, y con ella, un aumento masivo de la necesidad tanto de canalizar productos que no se vendían, como de personas que se vieron privadas de generar actividades económicas que le dieran sustento.
Actualmente, el banco de Paraná cuenta con nueve personas en staff y más de 20 voluntarios que trabajan día a día, además de la comisión directiva. Hoy, en Paraná, el banco rescata en promedio alrededor de 60.000 kg de alimentos mensuales y asiste a más de 43.000 personas a través de 227 organizaciones sociales.
Una solución logística, no solo una donación
Los Bancos de Alimentos, no se presentan ante las compañías a pedir donaciones, sino como una solución. Las empresas que trabajan con alimentos, en muchas ocasiones, deben destinar personal y una estructura propia para poder deshacerse de productos que no pueden comercializar de manera segura. Por ejemplo, en el rubro de los lácteos, productos como el yogur que están a 16 días de vencerse deben ser descartados por las distribuidoras, en esos casos el Banco de Alimentos interviene, garantizando que estos productos serán distribuidos y consumidos antes de su vencimiento.
Los bancos rescatan desde el campo hasta el último eslabón de la cadena alimenticia. Recientemente, desde el Banco de Alimentos de Paraná, incursionaron en el proyecto de Reagro, rescatando directamente 46.000 kg de naranjas de una empresa citrícola en Concordia y también han enfocado sus esfuerzos en el Mercado Concentrador del Charrua para rescatar frutas y verduras.
El rescate de estos productos implica tener tanto una solución logística, que la hacen con medios propios o también que son proporcionados por empresas colaboradoras, personal para hacerlo, lugares para guardarlos, el BAP cuenta con galpones y cámaras de frío y una red de entidades de destino para los mismos.
Impacto nutricional
Actualmente, el mayor flujo de recursos se centra en frutas y verduras (qué representan el 45% del desperdicio en Argentina) y en lácteos (yogures, quesos, cremas). Tradicionalmente, la asistencia alimentaria se basaba en productos no perecederos de baja complejidad en su manejo (arroz, fideo, polenta). El Banco de Alimentos de Paraná ha logrado cambiar esta tendencia, enfocándose en alimentos de alto valor nutricional.


«El 68% de los productos son entre medio y de alto valor nutricional”, asegura María Paz, el impacto de esto en las organizaciones es «impresionante», los reportes indican que los niños están consumiendo yogures, quesos, frutas y verduras por primera vez gracias a la labor del banco. Además, implementan talleres de educación nutricional donde enseñan recetas saludables.
A pesar de ser uno de los bancos más nuevos de la red argentina, Paraná se posiciona en el octavo lugar a nivel nacional. La demanda se ha mantenido alta e incluso va en crecimiento. Aunque el banco ha aumentado la cantidad entregada por persona, pasando de 500 gramos a más de 2 kg por mes.
En el otro extremo: Adultos mayores
Las puntas de la vida, son los cada día más afectados. El 60% de las personas asistidas son menores de 18 años pero también se encuentran los adultos mayores, hoy uno de los grupos más perjudicados, especialmente aquellos sin apoyo familiar.
“La vulnerabilidad de esta población es crítica. Hicimos una prueba piloto para implementar un modelo de entrega directa. El primer intento que hicimos, se esperaba recibir a 100 adultos mayores, pero ninguno se presentó.”, comenta respecto de esta situación María Paz y agrega «Tuvimos que que cambiar la estrategia, buscar vehículos y empezar nosotros a ir directamente a sus hogares porque los adultos mayores no tienen ni siquiera la posibilidad de ir a un lugar a buscar el alimento.». Desde hace seis meses, el banco entrega 30 kg de alimentos mensuales directamente en los hogares de 100 adultos mayores.
Sostenibilidad y alianzas estratégicas
Para su funcionamiento, los Bancos de Alimentos requieren fondos para la estructura operativa. Si bien el modelo se autosustenta a través de una contribución simbólica que se pide a las organizaciones por cada kilo entregado que representa mucho menos del 10% del valor de mercado, los costos logísticos son elevados. “Se requieren fondos fijos para poder solventar los rescates de alimentos a nivel nacional. Por ejemplo, solo el costo de traer un camión con una donación de papas de Balcarce puede superar $1.800.000”, comenta la presidenta del BAP.
El banco de Paraná busca la colaboración de empresas a través de aportes de dinero, servicios o logística. Además, el Banco de Alimentos de Paraná ha logrado un convenio único en el país con el Estado municipal, donde el municipio cubre las contribuciones simbólicas de las organizaciones. Comentan que esto lo que genera es un «ganar ganar,» pues el municipio deja de comprar alimentos y colabora con el banco, que a su vez se los entrega a las organizaciones.
Proyectos a futuro
La institución se encuentra inmersa en varios proyectos ambiciosos:
- Misión Nutrición: Desayuno Saludable: A través de fondos de UNICEF, compran alimentos complementarios para garantizar que 536 chicos desayunen todos los días. Se aseguran de que reciban lácteos, frutas, cereales, y, específicamente por estar en zona de producción local, proteínas de huevo.
- Almacén Social (Food Hubs): El gran objetivo es implementar, en el corto plazo, el primer Almacén Social de Argentina en Paraná, basado en modelos de Australia y Chile. Este modelo busca devolver la dignidad a la gente, permitiendo que las personas vulnerables se inscriban y acudan directamente a un lugar parecido a un supermercado para retirar los alimentos, en lugar de depender únicamente de comedores comunitarios.
- Construcción de Depósito Propio: Están desarrollando un master plan para construir su propio depósito en Paraná, ya que actualmente alquilan. Necesitan una estructura más grande con equipos de sampling y zonificación para poder rescatar una mayor cantidad de kilos posible.
María Paz Montenegro Bernard concluye con una reflexión sobre la urgente necesidad de este modelo: «Estamos en un país agroexportador que produce tantos alimentos y tenemos seis de cada diez niños que no tienen acceso a un plato de comida». Insiste en que el modelo de los Bancos de Alimentos es una solución esencial que no puede no existir, incluso en países sin altos índices de pobreza, porque la comida simple y lamentablemente muchas veces se tira




