Fue un año especial y de grandes cambios en la parte de maquinaria. A nivel mundial, John Deere está haciendo una reestructuración de su red de concesionarias y llegamos a un buen acuerdo para salir de esa relación a mediados de año. En base a eso nos reorganizamos y tomamos la comercialización de la otra gran marca líder a nivel mundial que es CASE. Eso implicó readecuar los equipos de trabajo al tener que redeterminar la zona de trabajo y hacer la capacitación específica de la marca. En ese cambio, podremos volver a instalarnos en Crespo con la casa matriz y tener en nuestra ciudad la concesionaria oficial. Ya estamos desarrollando el proyecto para construirla sobre la ruta el año próximo.

En cuanto a ventas, los volúmenes fueron inferiores al año 2022 y con muchas complicaciones. ¿Si en dólares o qué dólar, o en pesos, o qué crédito o cómo se financiaba…? El clima cambió en la segunda parte y cambia el estado de ánimo y perspectivas de los productores. Todavía no se refleja en las decisiones de los clientes, pero abre un panorama más alentador.

Si se ordena la economía -y es una aspiración bastante utópica- para el sector agrícola podría haber una mejoría con los cambios que se están pensando. En el campo el tipo de cambio estaba muy atrasado y tenemos expectativas que se normalice, lo que sería positivo para nosotros. La otra gran diferencia será la climática, que dará volumen de producción después de dos años de sequía.

El 2024, con el nuevo proyecto que arrancamos con CASE, seguramente mantendremos la misma cantidad de gente. La perspectiva es de crecimiento en el contexto que nos toca. Tenemos un gran desafío que es posicionar más fuerte la marca en la región.

Y Entre Ríos tiene que enfocarse en el tema de infraestructura, tanto caminos, rutas y puertos para darle una mejor dinámica a la producción. Y lo otro es la necesidad de simplificación tributaria.