Fue un año de mucho trabajo y cero rendimientos económicos. Fue un año con muchísimas obras, pero con los niveles de inflación que tuvimos no permitió que las redeterminaciones no pudieran acompañar las subas de los precios y no obtener beneficios ni rentabilidad en ninguna de las obras. La única manera fue resguardarse en equipos y máquinas, aprovechando que ampliamos en muchos rubros. De igual manera, fue mejor que el año 2022.

Creo que, a partir del año próximo como ya se está anunciando, obra pública no va a haber. Esa decisión la tiene firme el gobierno nacional y nos estaría llevando a un nuevo paradigma, para el cual las pequeñas y medianas empresas no están preparadas para ese modelo. Todos deberemos pasar a ser sub contratistas de inversores extranjeros, pero no creo que tengamos posibilidades de trabajar como hasta hoy. Todo cambio trae resistencia hasta que se entiende cómo aceptarlo. No será fácil.

La mayoría de las empresas chicas y medianas cambiarán de rubro, tal cual como pasó en la década de 1990. En ese momento nosotros nos tuvimos que adecuar directamente a la actividad privada, siendo contratistas de esas empresas extranjeras y sostuvimos todo el proceso de privatizaciones. No digo que esté mal…, pero eso lleva tiempo y necesita confianza, generar inversiones líquidas que lleguen al país y creo que va a llevar más de un año lograrlo. Ese tiempo hizo perder pequeños emprendedores, oficios y que quienes salían de las escuelas técnicas terminen en una verdulería. Si ese modelo sucede con empresas argentinas, será una cosa; pero si ese modelo es con empresas extranjeras, todos buscarán llevar sus rentabilidades a sus países de origen en vez de reinvertir como las nacionales.

Nosotros ya reducimos la planta de personal en este último mes. Para que tengas una idea, en nuestra empresa, tenemos casi 40 millones de dólares de contratos y de los cuales no quedará casi nada. ¿Qué pasará con esos contratos? no sé. Terminará en negociaciones o en juicios. Esto al Estado le cuesta más caro que continuar, no cabe ninguna duda. No terminar una obra es un costo muy alto, y pagar las indemnizaciones a las empresas será multimillonario. Yo tengo mis dudas si Milei realmente tomará este camino. Se contrapone bajar los costos y tomar esta medida. Es lo mismo que decir “no tengo trabajo y no pago el alquiler”. Sabes que a los pocos días vas a tener un juicio.

Para los primeros seis meses no tenemos ninguna expectativa. Vamos a ver en este tiempo qué hacemos con la empresa. Si realmente se justifica seguir con esta actividad o no. Tenemos que entender que el camino que se ha tomado no es el adecuado para nosotros. Quién va a hacer un gasoducto de 50 kilómetros y con qué financiación, como el de Conquistadores – Chajarí. Era lo que se tenía que hacer con la financiación de los chinos de hace años. Nunca llegó esa financiación y la tuvo que hacer el gobierno nacional con la provincia. Entonces, qué empresarios van a financiar el acueducto de Paraná que está frenado y el resto de las obras. En el mundo, solamente el 7% de las obras son privadas. Nada más. El resto participa de una u otra forma el Estado.

En Entre Ríos se necesita orden estatal. Tener un gobernador que escuche -como el que está asumiendo- y que entienda verdaderamente las problemáticas de la provincia. Que se pueda fortalecer el campo que está deprimido. Y ahí hay un punto central en la necesidad de tener infraestructura de riego. Estamos rodeados de ríos, pero no tenemos un solo conducto para tener riego e incrementar la producción agropecuaria. Ni hablar de los caminos. Vialidad fue muy mala la gestión del último gobierno que no hizo absolutamente nada. Es resolver los problemas estructurales de la producción. Y lo otro es ver los impuestos provinciales. Creo que es necesario retomar el fondo del FEDER para la infraestructura eléctrica. Si se toma ese camino, podemos tener una provincia pujante en el futuro.