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Programa 1303 – Héctor Motta

El conocimiento como compromiso social

Con una vida dedicada a la empresa, Motta deja claro que para él estudiar no es solo una cuestión personal, sino un acto profundamente ligado al contexto social. “Disfrutar es estar plenamente integrado al contexto socioeconómico donde uno vive”, afirma, desafiando la idea de que aprender en la adultez es tiempo perdido. De hecho, trajo a Crespo la primera carrera universitaria hace más de 20 años, y sigue convencido de que “acercar el conocimiento a la gente es facilitarles la vida”. Para eso, sostiene, hay que estudiar todos los días, amigarse con las nuevas herramientas, con la inteligencia artificial, con la tecnología. La formación no debe ser solo intelectual: “hay que formar para la resolución de problemas en serio”.


Del liderazgo al servicio

A lo largo de su trayectoria, Héctor Motta, llegó a liderar la empresa más importante de genética de ponedoras del país, manejando más del 50% del mercado. Ese nivel de responsabilidad le exigió innovar constantemente, pero también lo llevó a una reflexión profunda sobre el rol del dirigente. “¿Para qué se llega a dirigente? ¿Para servir o para ser servido?”, se pregunta. La respuesta es clara: servir, pero no solo en un sentido altruista, sino posicionando de la mejor forma posible a la actividad que se representa. Para él, el verdadero liderazgo está en saber hasta dónde uno puede llegar y cuándo es tiempo de dejar que otros tomen la posta. Esa madurez le permitió construir una empresa familiar que ya va por su tercera generación con el mismo propósito.


Pensamiento crítico y responsabilidad colectiva

Con una mirada crítica sobre la actualidad, remarca que el político hoy está hiperexpuesto, mientras que los privados cuentan con muchas más herramientas para comunicar y participar. En ese marco, plantea que la integración no debe ser “público-privada” sino “privada-pública”: los privados deben asumir un rol activo para mover lo público. Esa actitud de involucramiento también se traslada a su visión sobre la sociedad y la educación: advierte que hoy muchos jóvenes toman “el camino más fácil” porque se les ha entregado una comodidad prematura. “Tu hijo no nació con una tablet en la panza; vos se la entregaste”, dice con ironía. Y agrega: “El mundo se construye hablando, pero si no se sacan conclusiones, se pierde el tiempo”.


Emprender: actitud y confianza

“Para emprender hay que tener actitud. Si no la tenés, es como practicar un deporte sin ganas”, dice. Sabe que emprender no es fácil, y que muchas veces lo que falta no es talento, sino confianza y oportunidades. Por eso insiste en que hay que apostar a la gente, brindar herramientas y generar votos de confianza. El verdadero impulso no viene de la comodidad ni del reconocimiento: “Hay que borrar el ‘yo ya hice’; hay que conjugar en presente: ‘estoy haciendo’”. Esa es la clave para no quedar anclado en el pasado y seguir avanzando.


El tiempo y lo pendiente

Con una vida cargada de experiencias, decisiones e influencia, todavía hay algo que siente que le falta hacer. Cuando le preguntamos qué es, no dudó: “Lo mundano”. Después de todo, el compromiso constante con los demás muchas veces posterga el disfrute simple y cotidiano. Sin embargo, cierra con una sonrisa, sabiendo que ese equilibrio también se busca, se construye y, como todo lo demás, se hace caminando.

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