Daniel Hereñu, Presidente de OIC SA
OICSA – Empresa especializada en obras de infraestructura subterránea de comunicaciones, fibra óptica y gas, además de pavimentación urbana.
BALANCE 2024
PERSPECTIVAS 2025
El 2024 fue un año especialmente difícil para OICSA, marcado por una caída drástica en la obra pública y una fuerte reducción de la actividad empresarial. Trabajamos al 30% de lo que fue el 2023, con mucho menos personal y concentrándonos únicamente en servicios para la municipalidad de Paraná. La empresa se vio obligada a achicarse a la mitad de su plantilla, afectando tanto a los sectores profesionales como operativos. Y todavía sostenemos personal de manera improductiva porque no tenemos carga de trabajo suficiente, pero seguimos haciendo el esfuerzo.
Argentina se transformó en un país carísimo con muy pocas posibilidades de hacer negocios tanto en la actividad pública como en la privada. El precio del metro cuadrado de construcción casi se triplicó en un año con un mercado totalmente deprimido por salarios. Ha sido un proceso que habrá resuelto algunos problemas de fondo, como inflación y el resto, pero hace inviable la inversión privada y hoy conviene traer todos los materiales de china para construir una casa. En definitiva, cerramos un año malo por la falta de actividad y oportunidades en el sector.
La salida es con financiamiento. Y tenes que tener normativas más flexibles. Pero hoy seguimos con el esquema de obra pública anterior sin tener las normativas claras para hacer obra privada. Todo apunta a las grandes empresas, pero en el resto de los sectores, sin mercado interno, todavía no hay un mercado cierto de lo que pueda pasar en 2025, y no creo que lo sepamos antes de marzo o abril del año próximo. Las pequeñas empresas sobrevivirán con obras menores a particulares; y las medianas como nosotros estamos en el mayor peligro, porque las concesiones y proyectos que podrían ayudarnos aún no aparecen. Y encima hay una disparidad de criterio entre Nación, Provincia o Municipios. Vos tenés Paraná que tiene la consigna de “con obra pública se sale” y seguimos trabajando como antes y creo que es lo correcto porque la ciudad necesita mejorar su infraestructura. La Provincia tiene un problema con el menor nivel de recaudación y tiene que resolver su financiamiento. Más allá de eso, quiere continuar con la obra pública: caminos, obras de energía y otros pendientes. Pero la Nación, no tiene ninguna intención de hacer nada, ni siquiera mantenimiento. Y en el medio de todo estamos nosotros que debemos ver a dónde nos ubicamos.
Hoy estamos más preocupados por resolver los problemas diarios por la baja actividad que pensar en cómo incorporar la Inteligencia Artificial… Pero ahí estás introduciendo, con la IA, otro gran problema para la economía y que es un ancla, no una situación de desarrollo. ¿Por qué un ancla? porque deja mucha gente afuera. Y es un problema no solo de Argentina, sino del mundo. Evidentemente estamos en un cambio de era.
Las expectativas para 2025 están marcadas por una moderada reactivación de contratos previamente paralizados. Estamos renegociando obras del 2022 y 2023 que fueron detenidas por falta de financiamiento. Se están retomando con un ritmo más lento, pero esperamos alcanzar un 30% o 40% de nuestra capacidad. Sin embargo, la falta de normativas claras y flexibles para impulsar la inversión privada sigue siendo una gran barrera.
El contexto macroeconómico y la competitividad con países vecinos son preocupaciones clave. Hoy, los materiales de construcción en Brasil cuestan la mitad que acá, y si no hay una baja de costos en Argentina o una devaluación que nos haga competitivos, nos veremos obligados a importar todo o incluso a salir del mercado. A pesar de estas dificultades, estamos atentos a las oportunidades que puedan surgir en el próximo año, enfocándonos en la renegociación de contratos y adaptándose a un mercado cambiante. La forma de administrar la empresa sin inflación no es la misma, sin lugar a dudas. Obviamente es más beneficioso. Ahora, el tema es ¿dónde se pararon los precios?, hoy tendríamos que deflacionar, porque con un dólar en baja los productos quedaron carísimos. Entonces acá hay solo dos alternativas: o bajamos los costos de producción un 40/50% o devaluamos. En el medio, nos fundimos todos.