Miguel Marizza - Presidente de Caballi SA
“Mi gran preocupación es lo social”
Caballi SA - Paraná
Empresa constructora especializada en grandes proyectos de viviendas y obras civiles.
Fue un año bueno hasta el último trimestre, cuando se aceleró la inflación, la inestabilidad política y cambiaron todas las condiciones, hasta este diciembre que es una verdadera incertidumbre para todas las empresas.
En la parte positiva del año se pudo trabajar, aún con inflación y un nivel de cobranza aceptable. Pudimos mejorar notablemente el equipo humano y adquirimos maquinaria.
Los cambios impactan violentamente a la industria de la construcción en general. Hay que hacer toda una reestructuración de la empresa, no solo lo que pueda definir el Estado sino también cómo afectará a la actividad privada en relación a los costos y la posibilidad de que se pueda invertir, lo que nos hace avizorar un primer semestre muy duro y, quizás, un segundo semestre con alguna mejoría.
Los cambios, como en cualquier empresa pyme, no se discuten… se aplican. Entonces, no me preocupan los cambios, me preocupa que se habla de cosas de carácter imposible. Es un esquema de obra pública, como en el gobierno de Macri, pero no hay condiciones financieras y mucho menos un mercado que pueda aguantar lo que se quiera hacer. Es absolutamente imposible, dicho por el presidente de la Cámara chilena, sobre las PPP en ese país que solo implican el 3% de inversión total en infraestructura, y el valor mínimo para ingresar es de 100 millones de dólares, por lo tanto, son obras para grandes empresas con grandes esquemas financieros. Será un año de ajuste y sin obra pública.
El sector ya tomó medidas y hay una baja de personal en obra que se consolidará en los próximos meses. Pasar a cero la actividad, las obras se paralizan. Y en la parte de administración se está hablando con la gente para ver cómo pasar esta tormenta, porque de pasar de tener 10 o 12 obras a no tener ninguna o una… claramente es necesario un ajuste. Hoy es lo que más nos cuesta decidir en la empresa, porque tomamos gente capacitada y capacitamos mucho más este año y estamos viendo cómo hacer para retener ese personal porque es un valor grande de la empresa. Hoy no sabemos dónde estamos parado. Y dudo que antes de marzo abril podamos saberlo. Hemos abierto el panorama, viendo Uruguay u otras alternativas porque en Argentina estará muy complicado el panorama.
Las preocupaciones, desde el lado de Caballi, hace dos años que venimos generando un capital líquido de fondo anti crisis pensando en esta tormenta que podía venir. La empresa no está endeudada y creo que podremos superarla como lo hemos hecho antes. Pero somos parte de la sociedad y veremos hasta dónde se plantea este ajuste. En nuestro rubro, los trabajadores directos de obra, en términos prácticos están por debajo de la línea de pobreza, y si sumamos los incrementos en alimentos que se están produciendo, y seguirán, en estas semanas plantearán un esquema social muy complejo. ¿La gente está dispuesta a aguantar el cambio? Esa es la pregunta. Ya produce escándalo cuánto cuesta llenar un tanque de nafta y todavía falta un 60% arriba; cuando esté sin subsidio la tarifa de luz, el transporte… cuando todo eso pase a la economía real cómo lo tomará la gente. Porque los subsidios existen en todo el mundo y tienen un objetivo determinado para mantener un equilibrio. Lo que me preocupa es que la gente no siente que está en crisis, como sí, en el principio de 1990 o del 2001… Y en ese punto que “no siente que está tan mal”, comienza el desboque de precios en todos los órdenes. En la construcción viene desde fines de noviembre: el asfalto en 20 días el 60%; el cemento, primero aumentó 45%, después un 8% y ahora un 14%… y no había precios cuidados en este sector. El Rofex del mercado agropecuario estima un dólar futuro para junio de un 95% más, eso te da una inflación proyectada anual del 200%. En un plan de ajuste la inflación te juega a favor porque licuas deuda… al pelo, puede funcionar, pero hasta que la situación te aguanta… El problema es si explota todo. Y no hay factor político de contención. Mi gran miedo es lo social.
En Entre Ríos, el diálogo que está teniendo la Cámara con el nuevo gobierno es constructivo, con un criterio de parar las obras por dos meses –en principio- y no seguir endeudando las empresas. Porque el gobierno no sabe si tendrá los fondos para pagar los certificados cuando llegue el momento y eso produciría un daño mayor. Después habrá que ver qué quiere hacer el Estado, qué hará con los privados, cómo lo va a financiar… hay muchas preguntas para hacer las cuales no están ni estudiadas todavía. La actividad de la construcción está atada a un esquema financiero que hoy no existe. Los bancos están exclusivamente para trabajar con el Estado. Están sumamente líquidos y se habla que esa liquidez podría financiar obras públicas, pero hay que ver con qué tasas, qué garantías del Estado para repagar esos créditos que tomamos como empresa. Hay mucho por estudiar. La gente fue clara y votó un ajuste. Ahora, las soluciones mágicas no están ni estarán en el corto plazo. Además, como dije, es un sistema que no existe. Cualquier esquema de financiación privada que se busque, lo primero que va a plantear es tasa y garantía, y son instrumentos que hoy no existen. Hay que crearlos, fondearlos… son muchos instrumentos que se necesitan que ni siquiera se han pensado todavía.