En general fue un buen año. Principalmente tuvimos un rebote de los malos años anteriores y el tipo de producto que tenemos. Todavía estamos afectados por el transcurso de la pandemia que interrumpió todos los ensayos que son largos. Este año recuperamos un poco el ritmo.

El gran hito de este año fue abrir un centro de bioequivalencias, similar al de Paraná, en Santiago de Chile. Si bien es más chico, tenemos muchas expectativas en el desarrollo que puede tener, de hecho, en este primer año los resultados están siendo muy alentadores.

En Argentina, la mayor complicación que tenemos es que casi estamos imposibilitados de realizar operaciones de comercio exterior. Tanto porque no podemos importar insumos o equipos y por la diferencia de cambio que existe. En este panorama, para que nos ingresen los mismos dólares reales que nos ingresan debemos triplicar el precio en el exterior y quedamos fuera de mercado.

Somos optimistas y vamos a acompañar el cambio que propone el país. Teníamos proyectos parados por la situación de la economía, pero ahora recuperamos esos proyectos archivados, los pusimos sobre la mesa y tenemos que conversar con las autoridades provinciales y municipales y ver cómo avanzamos. Nuestras actividades quedan atrapadas por regulaciones de aspectos sanitarios y no de investigación. Necesitamos un cambio en la normativa de la Provincia y municipio, más los cambios en la macroeconomía, estaríamos listos para invertir. Porque tenemos el proyecto arquitectónico y hasta el financiamiento. Las expectativas son de optimismo.

Tecnológicamente estamos amesetados desde hace un par de año por los problemas en las importaciones. No tuvimos ni una SIRA para importar y no accedimos a los métodos alternativos que nos ofrecieron, por ser ilegales.

Entre Ríos tiene que gestionar ante Nación que se aplique la Ley del Conocimiento, que hoy ninguna empresa de base tecnológica accede. Hay que pedir que se modifiquen algunos requisitos para lograr la competitividad que podríamos tener.

A nivel provincial, necesitamos que las autoridades entiendan lo que significa la investigación clínica. Los funcionarios solo están enfocados en las cuestiones asistenciales y les parece complejo lo que hacemos. Quienes están no tienen la formación para entender estos servicios tecnológicos y falta voluntad en el Ministerio de Salud por desarrollar esto. Es un estado cansino, burocrático y todo lo que compete a la investigación no tiene dedicación. Quedamos atrapados en cosas que no están reguladas y no podemos trabajar. Falta modernización para entender nuevas posibilidades y alternativas. Tanto es así, que las salas que inauguramos con la presencia del intendente y el gobernador un par de años atrás, nunca fueron habilitadas para la función que queríamos. Esto da una idea de la falta de decisión política y la inexistencia de conocimiento técnico, que podría asesorar al político para modificar regulaciones y permitir innovaciones.