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El sector del vino en Entre Ríos, que supo ser casi inexistente, experimenta un crecimiento exponencial en las últimas décadas, combinando la producción de vid con servicios gastronómicos y turísticos. De un pasado de decadencia a un presente de resurgimiento, la industria del vino en Entre Ríos se abre paso con 48 viñedos reconocidos, 6 bodegas y una producción que crece año a año.
Hablar del sector vitivinícola de Entre Ríos es hablar de una parte de la economía provincial que, hace unas décadas, podría considerarse casi inexistente. Un sector que ha experimentado un crecimiento exponencial, aunque su incidencia a nivel nacional aún está lejos de ser significativa. La industria combina tanto la producción de la vid como servicios gastronómicos, alojamiento y otras actividades turísticas.
La historia
Esta historia ha sido contada muchas veces, pero siempre vale recordar por qué se dice que la provincia “volvió” a producir vinos. En 1934, el Poder Ejecutivo Nacional procuró solucionar un problema de desequilibrio en el sector vitivinícola nacional. En un contexto de depresión económica, se consideraba que existía una superproducción crónica de vino, agravada por una caída del consumo de 55 litros por habitante al año a poco más de 30 litros. Esto generaba grandes excedentes que presionaban el mercado y provocaban una baja en los precios, poniendo en riesgo una industria que empleaba a cerca de 500.000 personas en un país de aproximadamente 12 millones de habitantes. Para evitar una catástrofe económica, se sancionó la Ley N° 12.137, que creó la Junta Reguladora del Vino con el objetivo de regular el mercado, eliminar los excedentes y restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda.
Entre Ríos ya atravesaba un proceso propio de deterioro en su producción vitivinícola. En 1922 había 1.838 hectáreas de viñedos, pero en 1936 la superficie se había reducido a casi la mitad, con solo 916 hectáreas en 452 viñedos. Los datos del Censo de Vinos de 1936 muestran un sector poco homogéneo: un solo viñedo concentraba 229 hectáreas, mientras que otros 318 tenían menos de una hectárea. Además, más de la mitad de las plantaciones databan de antes de 1900. En este contexto, la intervención de la Junta Reguladora del Vino aceleró la decadencia del sector. De las 22 bodegas que existían en 1934, solo quedaban 11 en 1936, y para 1961 las hectáreas plantadas se redujeron a poco más de 270, con solo dos bodegas operativas.
El resurgir del vino entrerriano

La primera bodega en resurgir y ser habilitada para volver a producir vinos comerciales fue Vulliez Sermet. El proyecto se inició en 2002 de la mano de Jesús Vulliez, y en 2006 fueron reconocidos como bodega por el Instituto Nacional del Vino (INV). Con esta bodega como pionera, fueron surgiendo tanto viñedos como bodegas en distintos puntos de la provincia.
En 2011 nació Los Aromitos, el proyecto de la familia Zapata-Jacob, con su emplazamiento productivo en la localidad de Colonia Ensayo. Los viñedos están ubicados en Colonia Ensayo, mientras que su bodega se encuentra en la localidad de Crespo. Fue la tercera bodega habilitada de la provincia en 2017 y la primera inscripta como exportadora. Actualmente, producen cerca de 15.000 litros de vino al año y también cuentan con un Área Natural Protegida dentro de sus instalaciones.
La provincia cuenta con 48 viñedos, 9 elaboradores de vino casero , 11 elaboradores de vino artesanal y 6 bodegas“
BordeRío, en el departamento Victoria, inició su actividad en 2012 con la plantación y su primera vendimia en 2015. El proyecto de Verónica Irazoqui y Guillermo Tornatore sorprendió en su momento por su escala e imponentes instalaciones a la vera de la Ruta Provincial 11.
En el departamento Gualeguaychú están radicadas la Bodega Ianni y la Bodega Las Magnolias. Bodega Ianni comenzó su producción en 2012 y se fue consolidando con el tiempo, logrando en 2019 el reconocimiento como bodega. Las Magnolias abrió sus puertas en 2019 y obtuvo su habilitación como bodega en 2020. En su predio también ofrecen gastronomía con un restaurante y espacio para eventos.
Completa la lista de bodegas habilitadas para vinificar en Entre Ríos la Bodega Fisolo. Ubicada en la localidad de María Luisa desde 2014, se caracteriza por estar dedicada exclusivamente a la producción de vinos espumantes bajo el método champenoise.
Hoy, la provincia cuenta con 48 viñedos formalmente reconocidos por el Instituto Nacional de Vitivinicultura, 9 elaboradores de vino casero (hasta 12.000 litros anuales), 11 elaboradores de vino artesanal (hasta 24.000 litros anuales) y 6 bodegas (más de 24.000 litros anuales).
Números de un sector que crece año a año

El sector claramente se va consolidando año a año y crece, así lo sienten desde la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos (AVER). “Hay una dinámica que se da de mucha gente que va interesándose en distintas instancias que generamos de capacitación”, señala María Jesús Vulliez, presidenta de la asociación, y agrega: “Son proyectos de mediano a largo plazo, hay que entender que la vid es una planta que da sus primeros frutos a los dos o tres años y, además, la inversión que se hace en lo agronómico necesariamente tiene que ir acompañada de inversiones para vinificar la uva”.
Lo que manifiestan desde AVER se traduce en los números que año a año recopila el INV. Si bien entre 2017 y 2023 casi que se duplicó la cantidad de viñedos, la superficie plantada solo creció poco más de un 20%.
La producción de uvas en quintales marca una clara tendencia de crecimiento año a año, más allá de momentos difíciles como lo fue la sequía de 2023, donde la producción se vio afectada en todo el país. Incluso en años difíciles para el sector, Entre Ríos ha caído menos que el resto del país. De 2015 a 2024 la producción en quintales se multiplicó casi 7 veces, pasando de 116 a 1710, con un pico de 2021 quintales en 2021.
En cuanto a la producción en litros de vino la estadística también muestra un incremento. La provincia destina el total de su producción a la elaboración de vinos y en 2024 el resultado fue de 614 hectolitros, es decir cerca de 80.000 botellas de vino. El 89% del vino elaborado correspondió a vinos tintos, un 8,5% a vinos blancos y el restante 2,5% a vinos rosados.
En uvas tintas predomina el Tannat, que representó el 35% de la uva cosechada y en lo que respecta a uvas blancas, el predominio está dado por el Chardonnay con 33%.
En cuanto a cepas, si se observan las últimas tres cosechas, se ve un predominio en uvas tintas viene dado por el Tannat, que representó el 35% de la uva cosechada, seguido por el Marselan 25% y el Merlot y Malbec con 22% y 20%, respectivamente. En lo que respecta a uvas blancas, el predominio está dado por el Chardonnay 33%, le sigue el Alvarinho 26% y el Viognier 23%.
Vendimia 2025
Al cierre de esta edición, los productores entrerrianos están en pleno proceso de la vendimia 2025. Según anticipan algunos productores, se espera que sea una producción con números similares a 2024.
En lo que respecta a la comercialización, casi todos los productores, viñedos y bodegas, están enfocados en un mismo circuito: el comercio directo al consumidor, generalmente vinculado a actividades turísticas o recreativas que se realizan en los establecimientos, y algunos pocos litros van a vinotecas de las ciudades más importantes de la provincia o la Capital Federal.
Es claro que “todavía faltan litros” para poder encarar proyectos de mayor escala como la exportación, aunque algunos productores ya están preparados para eso. Sin embargo, esta realidad resulta en una oportunidad, y desde AVER confirman que están encarando un proceso para la producción de Vino Kosher.
El vino entrerriano, sin dudas, ya se abrió paso y es un producto cada vez más conocido dentro y fuera de la provincia.