Fue un año lleno de altibajos. El laboratorio es un fuerte proveedor del gobierno nacional y provincial. Fue un año para conseguir los insumos y con dificultades en los pagos, principalmente del gobierno nacional. Y con el nivel de intereses e inflación que hay, entre 90 días para importar, 90 días para producir y 90 días para cobrar, si encima te demoran tres o cuatro meses más, nos mata el desfasaje financiero. En las exportaciones nos fue bien, creciendo con nuevos países. Pero ahí también, con el precio que recibíamos con el dólar oficial, solo servía para pagar importaciones. No era competitivo ni dejaba rentabilidad. Pero son mercados que hay que mantener para lo que viene.
En septiembre, después de las PASO, se desplomó el mercado con las compras del Estado y menguó la facturación. En ese contexto, nosotros estamos en obra con la ampliación del laboratorio de nuevos sectores productivos y nos desfinanciamos constantemente. Tuvimos un año de sobresaltos.
De diez SIRA (Sistema Importaciones República Argentina) nos aprobaban tres. Tanto de equipos como de insumos. Teníamos que terminar de pagar una máquina en el exterior y el proveedor no entendía por qué le girábamos de a U$S 50.000 (que es lo que nos daban), y al final nos dieron una Letra de Cambio a la vista a 195 días. Por supuesto la empresa china no aceptó y buscamos la financiación de un banco extranjero que nos avalara la compra y se las pague. Ahora nos quedamos con la deuda con el banco. Esto demuestra que Argentina no tiene crédito en el exterior por la inseguridad jurídica y el cambio de reglas de juego que tenemos cada día en nuestro país.
Las nuevas medidas todavía no son claras ni que de precisiones para planificar algo. Hay una deuda muy grande de las empresas en el exterior por las consecuencias de las SIRA. Esa deuda se nos ha duplicado o más, porque todavía no sabemos a qué dólar vamos a pagarla.
Y en el país la situación es parecida. Hoy tenemos facturas abiertas de proveedores que no nos querían facturar al dólar oficial esperando una posible devaluación. Tenemos miles de kilos de aluminio para hacer los blísteres que no sabemos cuánto nos costarán. Es una pérdida de dinero constante. Porque ese material ya se fue de la planta y se costeó al precio oficial del dólar.
La expectativa para 2024 era sumar gente a partir de la nueva planta de producción. Hoy no sabemos, sinceramente. Habrá una retracción importante del consumo en todos los órdenes y los medicamentos no serán ajenos. Nosotros siempre somos optimistas, por eso la inversión que estamos haciendo y la máquina (que será la única de Latinoamérica) que instalaremos para polvos y líquidos estériles. Pero todo está por verse. El devenir será dependiendo de cómo Argentina tome las medidas.
Entre Ríos tiene que apoyar el desarrollo en todos los órdenes, como dijo el flamante gobernador en su discurso de asunción. Combatir la corrupción, liquidar los puestos ociosos del Estado y apoyar al sector productivo. Entre Ríos no tiene techo. Tiene un crecimiento ilimitado y que es superior al de Santa Fe, incluso. Y es en muchos sectores que están activos hoy. Hay recursos para exportar, que es donde está la verdadera salida, más que en el mercado interno. Las empresas están pensando en exportar productos manufacturados. Con valor agregado.