En lo comercial fue un año con muchos altibajos. Estuvimos supeditados al tema de las CIRA y el dólar. En lo particular, ya Mercedes Benz había separado sus líneas de negocios y, al ser dos empresas cada una funcionó individualmente. Eso hizo para que dispongamos de vehículos debíamos tener los dólares en billetes con lo que eso significó en Argentina este año. Y esa fue solo una complicación interna nuestra. Después, el tema político en general solo aportó más incertidumbre. A eso, se sumó otro tema particular nuestro, que son los planes de ahorro. Mercedes Benz tenía demasiados planes y sabía que venía una devaluación y se quiso sacar de encima los pesos. La contrapartida fue ponernos cupos para que no vendamos lo que podíamos sino solo lo que nos asignaban. En todo comercio uno vive de la venta. Y el cliente se enojaba… todo fue muy loco. Este mes de diciembre tuvimos cero unidades para vender, porque las unidades estaban asignadas para entregar a los planes de ahorro. Hoy no sabemos cuántos vehículos tenemos para vender en forma tradicional. Fue un año por demás difícil. Estamos esperando un cambio en lo comercial y en lo político, principalmente. Y este año no fue peor, porque hemos estado arriba de la empresa cada día, mirando absolutamente todo, un esfuerzo enorme ha sido.

Hasta ahora, nada regido por el Estado ha dado resultado. Necesitamos libertad para todo. Incluso (y hasta pueda sonar mal), que quien trabaja mejor pueda tener un sueldo superior al que no, y no esté frenado por un sindicato. Tiene que haber incentivos para el que trabaje en forma diferente. Y para los empresarios, pasará lo mismo. Si hay reglas más claras y abiertas, va a haber competencia. No hay que tenerle miedo a eso. Así crecimos. 

El panorama que viene será mejor, a pesar de que todavía no están las medidas y todavía falta un largo camino para tenerlas. Y, por otro lado, creo que si hay equivocaciones es posible volver para atrás. Pero no podemos seguir haciendo las cosas porque siempre se hicieron así y no se puedan discutir. Hay que incentivar a la producción y la industria.

Hay una caída en el empleo y en el poder adquisitivo de la gente. Casi no tenemos consultas en estos días. Como empresa vamos a trabajar por los gastos fijos que se originen en estos meses, seguramente trabajaremos a déficit, sacaremos las reservas, consumiremos lo menos posible y así intentaremos pasar los próximos meses. Debemos pagar la fiesta de los últimos años, no hay alternativa para seguir adelante.

La mayor preocupación es frenar la inflación. Después, que haya créditos para la producción. Porque sin financiación será compleja una reactivación.

Una de las cosas que necesita urgente Entre Ríos es abordar el tema de la Caja de Jubilaciones. Sobre su grave déficit, no lo escuché a Frigerio en ningún momento de su discurso de asunción. Las cuentas públicas entrerrianas no están para nada acomodadas. No hay energía, no hay caminos rurales, no hay incentivos para que los privados tomen más personal. El Estado provincial se tiene que sincerar y achicar. En los privados si no trabajas no cobras. Pero en el Estado, la primera semana de la nueva gestión aparecieron 700 personas que nunca habían concurrido a sus lugares de “trabajo” anteriormente. Es fundamental que la política demuestre con hechos que también hará un ajuste. Si no hay empleo privado estamos en el horno. Siempre le cobran impuestos a los mismos y cazan en el zoológico. Hay que ampliar la base tributaria para que realmente paguen todos y bajemos la presión sobre unos pocos. Y si les sumamos las alícuotas municipales, todo quita las ganas de seguir invirtiendo en Entre Ríos.