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Trabas

Para la RAE encubrir significa “ocultar algo o no manifestarlo o Impedir que llegue a saberse”.

Para el derecho penal, la persona que produce un encubrimiento no es inocente: “Conducta delictiva consistente en participar en un delito con posterioridad a su ejecución, evitando el descubrimiento de sus autores o auxiliándolos para que obtengan los beneficios de su acción”.

Saber y no decirlo hace cómplice a la persona de lo que encubre.

Lamentablemente, en nuestra cultura argentina regida por la “viveza criolla”, el encubridor está socialmente aceptado. Quien cuenta lo que no debe es un “botón”, tal vez uno de los peores motes que puede llevar una persona.

En la Argentina que es necesaria reconstruir debemos revisar muchos de los conceptos que tenemos como principios inalterables, y este es uno de ellos.

El verdadero “robo del siglo” es el que ha hecho la clase política del Estado.

La apropiación indebida de bienes, recursos, cargos, privilegios y estilos de vida son escandalosos. Quienes han participado en el poder en las últimas tres décadas no son inocentes. Por acción u omisión. En esos círculos todo se sabe, todo se comenta, pero nada se dice y mucho menos se denuncia. Nadie es “botón”.

El problema es cuando salen a la luz en forma diaria todos los ardides que existían, las bajezas acostumbradas y los negociados constantes.

A nivel nacional todos los días es algo nuevo. Uno más indignante que otro.

Ahora, ¿en Entre Ríos no hay ninguna réplica de eso? Lo vimos ni bien comenzó la gestión con la “falta de devolución de los autos”. Después, ¿nada más?

Encubrir significa “ocultar algo o no manifestarlo o Impedir que llegue a saberse”.

En Entre Ríos se sabe mucho, pero todavía no se ha dicho nada. Si no hay “botones”, habrá “cómplices”.

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