Adrián Valín, Socio gerente de La Rural SRL
Red Rural es un grupo con actividades centradas en el negocio agrícola desde la siembra, acopio, logística y hasta el corretaje de cereales.
El sector agrícola tuvo un año de equilibrio. El maíz de enero-febrero fue deficitario por la sequía anterior. La soja salió empatada o apenas pudo recuperar algo que se usó para financiar lo perdido con el maíz. En balance, hubo un equilibrio: o rentas escasas o pérdidas menores. Este escenario complicó bastante a los productores más chicos.
Nuestra empresa pudo superar la situación a fuerza de reconvertir la estrategia, con mucha creatividad y la búsqueda de nuevos mercados.
La situación nos obligó a ir por nuevos clientes en mercados de otras provincias. Por suerte a la empresa la tomó financieramente ordenada. A nivel general, tuvimos un período largo de retraso cambiario, con una leve devaluación en los últimos tres meses. A nosotros el dólar Soja nos sirvió para recuperar algo de la rentabilidad perdida, aunque sabemos que a las cadenas productivas regionales que tienen a la soja como insumo (para alimentación aviar, porcina o vacuna) los complicó mucho porque le subieron los costos de manera repentina.
Otro de los hitos de la empresa en 2022 fue la profesionalización de algunas áreas a partir de la incorporación de nuevos talentos. Fue algo que costó dinero, pero eran decisiones necesarias que nos dieron un muy buen resultado.
En general, los empresarios del sector nos quejamos del contexto, pero a la hora de emprender dejamos estas cuestiones de lado y seguimos sumando para crecer. El crecimiento de la empresa es necesario para no quedarse obsoleto, porque en un año se puede perder mercado y también capital de la empresa. La filosofía nuestra incluye el análisis del contexto local, regional y mundial, pero siempre a vistas de lograr resultados en tres o cinco años. Por eso estamos haciendo inversiones en una nueva planta adquirida en Rosario del Tala por más de 2 millones de dólares. El plan de inversiones siempre está, se puede hacer más rápido o más lento según el contexto, es más, lo trasciende, pero si no pensáramos así nos quedaríamos atrás y luego remontar esto es mucho más difícil. Para poder jugar el partido, primero hay que estar bien parado en la cancha.
Para que una empresa tenga sustentabilidad tiene que tener un modelo de crecimiento hacia adelante, que incluye errores e imprevistos, pero supone un crecimiento. Por ejemplo, ahora vamos a incursionar en la producción de alimentos balanceados para mascotas en Santa Fe, con un plan de negocios a tres años, para ahí evaluar si lo replicamos al modelo en Entre Ríos.
En cuanto a personal, nosotros tenemos una muy baja rotación, menor al 1%, pero por las inversiones en obras, proyectos y expansión, crecimos en un 6% en cantidad de gente.
Para el 2023, la principal preocupación es la seca. Hay un dato ineludible: en los últimos 70 años el fenómeno de tres “niñas” seguidas se dio en tres oportunidades: 73/76, 99/01 y ahora. La historia lo marca, si no se recuperan lluvias y el nivel de reservas de agua en los suelos, la crisis va a ser muy fuerte. Porque en Argentina con recursos, por más inflación, problemas cambiarios e incertidumbres de la economía, la rueda gira. Pero, ¿sin dólares…? Si hay una cosecha magra, puede ser el desencadenante de algo que aún no podemos dimensionar.
La actualidad nos muestra problemas de deuda, bajo stock de trigo y, a lo sumo, tendremos una superficie sembrada de soja a un 70%. Por eso, la seca puede tener consecuencias muy fuertes y hasta se puede llevar a un gobierno puesto.
Nosotros, además del sector agro, estamos en algunos negocios que tienen que ver con el mercado interno y ahí vemos la economía real, en pesos. Problemas de demanda, suba de costos y frenos bien marcados. Todo este mercado interno necesita de un agro pujante.
Creo que el 2023 va a ser un año más complicado que el actual, porque además del problema climático, habrá definiciones claves en política económica.