Fue un año difícil en varios aspectos. Tuvimos una cosecha magra, con calidad media y poco volumen. En consecuencia, hubo un bajo acopio también. El tema comercial en el mercado interno sí fue excelente, traccionado por la falta de mercadería y otro poco porque a nivel internacional también hubo demanda. En la primera mitad del año las exportaciones sirvieron y después, entre que se fue quedando el precio y el tipo de cambio, mientras que el mercado interno seguía firme, apuntamos a la comercialización acá en el país. El tema es que en ningún caso se hicieron grandes volúmenes. Ahora esperamos a febrero cuando comience la nueva cosecha con un tipo de cambio más competitivo y es necesario incrementar el mercado externo. Este año hemos incrementado un 15% la siembra y esperamos tener más arroz.

Hace ya unos tres años que no podemos hacer inversiones. Además de la inestabilidad política y económica que hemos tenido, la sequía de esos años hizo que abandonemos una cantidad importante de hectáreas sembradas y eso nos daba volúmenes de producción. Los bancos desaparecieron de la asistencia financiera porque solo les conviene prestarle al Estado.

Tenemos algunos temores para las nuevas medidas, pero lo que entendemos es que se van a simplificar las cuestiones, la burocracia y todo lo que terminaba en suma cero. Creo que será más fácil producir. A lo que sí le tenemos temor es a cómo van a quedar las Pymes en las cuestiones de escala… es un temor que me queda de la década de 1990, cuando los “pooles de siembra” se llevaron puesto a productores y empresas. No quiero pensar que podemos volver a eso y que las cooperativas y empresas podamos seguir compitiendo y creciendo, abriéndonos un poco más y sumando productores.

La cooperativa ha hecho ya un ajuste por los problemas que trae el sector, pero si este año tenemos arroz vamos a tener que sumar gente con algunos proyectos que tenemos. Lo mismo en industria, si logramos llegar a las 50.000 toneladas comprando arroz a terceros que es lo que volvimos a hacer e incrementar la zona de la cooperativa, seguramente debamos tomar algo más de personal.

La preocupación pasa por la competitividad de la exportación. No sé si es una preocupación, porque el camino para la solución del país es ese. Nosotros perdimos Centroamérica cuando se encarecieron los costos por la pandemia y el encarecimiento de los costos, pero son mercados que prefieren nuestro arroz y tenemos que buscarlos nuevamente.

Tecnológicamente hemos quedado atrasados. Más si miramos Brasil y el avance que han tenido. Todo lo que es pulido, selección por color y demás. Pensando en positivo tenemos muchísimo para crecer tecnológicamente. Estamos haciendo harina de arroz, pero estamos limitados por el volumen. Si pudiéramos duplicar o triplicar esa cantidad, se vende enseguida. Y nunca nos metimos todavía en los productos de alto valor agregado como snacks o alfajores. Entre Ríos es un “Deja Vu”. Hace 20 años que hablamos de lo mismo. Falta acompañamiento. No aparecemos con el arroz en la grilla de mirada de los gobiernos. Estamos al 60% de lo que llegamos a sembrar, o sea que falta un 40% por recuperar.