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Un tambo modelo que ha trascendido su rol de productor de leche para incursionar en la fabricación de quesos. Este paso hacia la industrialización, busca “cerrar el ciclo” y capitalizar la calidad diferenciadora de su Leche en productos terminados, presentan dos líneas de productos, “La Rosalía” y “Divina Vaca”.
La Rosalia es un establecimiento productor de leche que se ha destacado a lo largo de los años por hacer las cosas de una manera distinta. La empresa familiar fundada en 1981 está radicada en la zona del Espinillo, Entre Ríos a pocos kilómetros campo adentro desde la ruta 18. Hoy al frente está Laurentino López Candioti y la impronta ha sido siempre innovar. Energía renovable, bienestar animal y certificación de producto han posicionado al tambo como un referente en el sector.
Hoy producen más de 12.000 litros de leche por día con un rodeo de 500 vacas. El producto, Leche Eco Premium, es un producto que es el resultado de atender al rebaño con calidad en su alimentación y sanidad y también con la aplicación de tecnología. Estas prácticas, llevadas a cabo diariamente, fueron homologadas en 2020 mediante la certificación en Bienestar Animal otorgada por la Organización Internacional Agropecuaria – OIA. Esto los posicionó como proveedores de distintas industrias que exportan productos elaborados principalmente a la Unión Europea, siendo el único tambo certificado del país.
Del tambo a la industria
“El sueño de todo tambero es ser industrial”, es la primera definición que da Laurentino Lopez Candioti respecto del reciente proyecto. Es que desde hace unos meses La Rosalía, también produce quesos, lo hacen con su propia leche lo que les permite darle un piso de calidad diferenciador. El objetivo principal no es solo la industrialización, sino “cerrar el ciclo”, viendo reflejado el esfuerzo en certificaciones y la calidad de su leche en un producto propio. La aventura industrial comienza con pocos litros, representando entre el 3% y el 5% de su producción de leche, pero con una clara visión de mercado.
Una primera línea de productos lleva el nombre del tambo “La Rosalía”, se trata de una línea premium que tiene dos variedades. Por un lado un queso Parmesano, se trata de un queso madurado de pasta dura, de origen italiano, elaborado a partir de leche cruda con una maduración mínima de 6 meses. Su perfil sensorial se destaca por un sabor complejo, umami, salado con notas a frutos secos, un aroma rico, láctico, con toques de manteca y nuez y una textura: Granulada, seca, pero fundente en boca. Por otro lado un queso Reggianito, que en cambio es elaborado a partir de leche pasteurizada y que se estaciona durante mínimo 6 meses en ambiente controlado. El perfil sensorial de este queso otorga un sabor intenso, salado y ligeramente picante, un aroma profundo y láctico y su textura es granular, firme y quebradiza.
Desde hace unos meses La Rosalía, también
produce quesos, lo hacen con su propia
leche lo que les permite darle un piso de calidad
diferenciador.
Esta línea de productos tiene por destino principalmente, casas especializadas en la comercialización de quesos en las principales ciudades del país como Buenos Aires, Córdoba y Rosario.
Por otro lado se encuentra la línea de productos, “Divina Vaca”, que está más orientada a un mercado más masivo de quesos de consumo diario y frescos. Producidos también con la Leche Eco Premium, se trata de la primera línea de quesos en salir con el sello de bienestar animal. En variedades actualmente Queso Holanda, Queso Sardo y Queso Tybo. Y prontamente también Queso Cremoso y Queso Azul.
Esta línea se diferencia también de otras de consumo masivo por tratarse de quesos madurados, por ejemplo en el caso de Holanda, con maduración que va desde 1-3 meses y en el caso del Sardo, con una maduración de 2-6 meses, lo que le da una calidad diferenciadora.
Una futuro promisorio
El contexto actual hace pensar en que fue superada la etapa de supervivencia (así la definía él mismo Laurentino años atrás en esta revista), la empresa, afirman hoy está “full motor” y con todas las luces prendidas, lista para una mayor producción de leche y nuevas ideas. Mantienen una mentalidad de innovación continua y aseguran que ya tienen otros para “salir de la caja”. Tras años difíciles donde la inversión se detuvo para “salvar el rodeo” y “sobrevivir”, la visión a largo plazo y la mejora en las proyecciones del país permiten a La Rosalia volver a invertir y ahora también ser industria.