Fue un año duro, apenas regular. El principal problema fueron las retenciones a las importaciones. Lo que se pudo importar fue pagando en dólares billetes, casi sin acceso al dólar oficial. Incluso en la parte de repuestos, desde la segunda parte del año también fueron los pagos en dólares de esas importaciones. Y eso incrementó los costos para los clientes y resintió la actividad en general.

Nosotros continuamos manteniendo el stock de usados, adaptándonos a la realidad del mercado y buscando una mayor cercanía con el cliente. En los últimos cuatro años se vendieron entre 7.000 y 8.000 camiones en Argentina de un mercado habitual de 12/13.000 anuales. Pero eso no significa que cuando las reglas cambien esos camiones se van a recuperar. Hay un envejecimiento de la flota promedio, pero no implica directamente ventas contenidas que se harán en un futuro.

Creo que los cambios y ajustes se darán sí o sí. Todavía no sabemos la magnitud de esos cambios. Por un lado, tendremos un período recesivo más fuerte que el que estamos atravesando, lo que significa que nuestros clientes que están en el consumo masivo tendrán menos trabajo, y no harán renovaciones ni reparaciones. Pero por el otro lado, el campo traccionando hará que muchos camiones que trabajaron poco y nada durante 2023 tendrán muchísimo más trabajo. Ahora, no sé si una cosa compensará la otra. Creo que será un año de menor actividad, sin duda, pero aspiro y tengo la esperanza que la caída no sea tan grande por los efectos de un campo traccionando fuerte.

Los anuncios de la apertura de importaciones, para nosotros que vendemos productos importados, sería muy raro que empeoremos a lo que estamos hoy. De hecho, por más devaluación del dólar, nosotros estamos ya comprando con dólar MEP, lo que significa que tampoco ahí pueda afectarnos.

Tampoco nos beneficiará, porque no habrá una liberación del cepo en el corto plazo. En principio el objetivo nuestro es mantener la plantilla de personal, pero dependerá de cómo impacta en la actividad las medidas que se tomen en los primeros meses.

Nuestra expectativa es un 2024 duro. Vamos a un cambio de esquema económico, donde los primeros meses siempre son duros. Los volúmenes serán bajos, similares al que terminamos. El punto neurálgico es cómo impactará en la actividad estos cambios. Cuán grande será el freno de la actividad. Y el otro tema fundamental para el año que viene es cómo recomponer las políticas crediticias. Nosotros vendemos bienes de capital y si no hay créditos es muy difícil vender estos bienes. Somos conscientes que no serán medidas para los primeros meses, pero sí son necesarias.

Entre Ríos tiene que empezar a estudiar cómo eliminar algunos impuestos distorsivos para que mejore el clima de negocios.