Matías Bolzán, presidente de BioNogoyá SA
BioNogoyá es una industria que produce biodiesel para el mercado interno e integra otra empresa que recupera la glicerina para exportación.
Después de transitar años tan malos, el 2022 fue mejor y nos dio en varios aspectos un alivio. Por eso, podemos decir que fue un buen año. Veníamos de un 2021 con complicaciones en la determinación del precio lo que determinaba un bajo volumen de producción. Con la Ley nueva pudimos trabajar, incrementar los volúmenes y, con el faltante de combustible, se subió el cupo de biodiesel al 7,5% y nos benefició. Hoy, con el dólar soja se armó nuevamente una complicación, pero casi simultáneamente se dio la baja de precios de la soja en Chicago y se volvió a ordenar el precio, lo que nos permite seguir trabajando con un costo del aceite de soja en valores lógicos.
En lo que respecta a Glicopharma y la producción de glicerina que se encuentra en el mismo predio de Nogoyá, el año en general fue bueno. Solo en este último trimestre se produjo un sobre stock y bajaron los precios internacionales. Estimamos que esto tenderá a normalizarse durante el primer semestre de 2023. Hoy se produce con bajos valores y poca demanda.
En cuanto al personal, tuvimos que sumar 5 personas más y ya somos 60 entre BioNogoyá y Glicopharma, lo que hace un crecimiento casi del 10% en este año.
El ánimo emprendedor está complicado. Hoy la incertidumbre y la falta de reglas claras en los biocombustibles, sin ninguna seguridad jurídica, no alienta a mejorar la producción. Acá estamos yendo entre el precio del crudo y el aceite de soja que es una disyuntiva en el surtidor, y no se puede trabajar de esta manera. Las inversiones que hemos encarado apuntan a darle más automatismos a los procesos y mayor eficiencia. En eso estamos hoy.
La principal preocupación siempre cae en el tema de la seguridad jurídica. Nuestro producto está regulado por el Estado y en cada cambio de política los nuevos dirigentes tienen que aprender del sector. En esos cambios se revuelve todo y siempre perdemos las empresas. La otra gran preocupación específica es la sequía. La siembra de soja, si no llueve, será muy poca y no habrá con qué hacer el aceite.
De igual manera, soy optimista para 2023 y creemos que será mejor. Al ser un mercado estrictamente regulado, no depende de nosotros. Ojalá sea igual a este, al menos.