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A nivel global, todos los aspectos de la vida transitan una de las transformaciones más aceleradas de la historia moderna, y probablemente una de las que menos preparados estamos para enfrentar. La llegada de la inteligencia artificial y la velocidad con la que se incorpora en nuestras actividades generan una sensación constante de que nunca alcanzamos el ritmo necesario para estar a la altura.
Entre Ríos no es ajena a este escenario, y es momento de ponerse a trabajar. Pasó la tempestad del año electoral —donde vimos buenos y malos usos de la tecnología— y fuimos testigos de discursos centrados en el dólar, la energía o la presión impositiva. Pero, por debajo de esas discusiones coyunturales, algo más profundo está ocurriendo en oficinas administrativas, el campo, talleres, estudios contables y todo tipo de organizaciones tanto privadas como públicas. La inteligencia artificial, esa tecnología que hasta hace poco parecía ciencia ficción, comienza a integrarse casi en silencio en cada rincón del sector productivo, industrial, agroexportador y comercial.
Como toda innovación disruptiva, genera entusiasmo y desconfianza. ¿Estamos preparados? ¿Es una herramienta exclusiva de grandes empresas o gigantes tecnológicos? Después de diálogos con profesionales y referentes locales, y a partir del impulso que significa el Mirador Tec en Paraná, podemos afirmar que existe talento, conocimiento y potencial para comenzar a incorporar la IA en los flujos productivos de la región.
La IA ya se encuentra presente en sistemas de gestión, áreas de ventas, análisis de datos, redacción de informes, control de stocks, automatización administrativa, proyecciones de cosechas y en la forma misma en que las empresas se piensan a sí mismas.
Como especialistas en comunicación y marca, nos centramos en cómo nos presentamos, cómo contamos lo que hacemos y cómo nos vinculamos con consumidores y socios comerciales. Y en ese terreno la IA está reconfigurando la manera en que comunicamos y diseñamos. Su aporte no reemplaza al profesional: lo potencia. La IA abre un universo nuevo de herramientas que agilizan procesos, multiplican la creatividad y permiten dar un salto de calidad que, para las empresas del interior, es una oportunidad histórica.
De las tareas repetitivas a la toma de decisiones
En la industria, la automatización reemplazó fuerza humana en procesos que requerían precisión o resistencia, permitiendo que los equipos se dediquen a actividades más delicadas o especializadas. Hoy, la inteligencia artificial avanza sobre la automatización del pensamiento repetitivo: lectura de datos, comparaciones constantes, ordenamiento, clasificación, predicciones básicas.
Pero requiere entrenamiento, orientación y actualización permanente. ¿Quién se encarga de esa tarea? Ese es el desafío que estamos empezando a abordar.
En el ámbito de la creatividad y la comunicación, la IA permite acelerar análisis de datos propios o de la competencia, planificación estratégica, búsquedas de stock, distribución de tareas y muchos procesos repetitivos que consumen tiempo valioso. Optimizar estas funciones libera capacidad para lo que realmente importa: pensar, diseñar, crear.
Ya hay industrias, empresas e instituciones —e incluso profesionales independientes— que automatizan la elaboración de presupuestos según cotizaciones diarias, actualizan inventarios en función del comportamiento del mercado o trabajan con tableros que cruzan clima, logística y producción para anticipar decisiones.
Nada reemplaza nuestro trabajo, pero sí lo transforma. Y es urgente capacitarnos antes de quedar atrás. Donde antes un estudio de mercado exigía horas de ordenamiento y limpieza de datos, hoy ese primer paso puede automatizarse, permitiendo concentrar el esfuerzo en análisis, estrategia y relación con el cliente.
Entender que la IA llegó para quedarse
No es una moda ni una burbuja pasajera. Hoy, consciente o inconscientemente, todos usamos inteligencia artificial: motores de búsqueda, sistemas de gestión, plataformas contables, aplicaciones móviles, CRMs y hasta dispositivos domésticos.
El ingreso silencioso de la IA genera un problema: si no comprendemos lo que usamos, tampoco aprovechamos su potencial. Es como tener un tractor equipado con tecnología de precisión y emplearlo solo para arrastrar maquinaria.
En comunicación, donde vemos imágenes, folletos y hasta campañas enteras “hechas con IA”, es fundamental contar con profesionales formados en comunicación visual y estratégica, que trabajen con IA, pero que también sepan interpretar, dirigir, editar y darle sentido humano a la tecnología.
Diseño y comunicación: mucho más que estética
Hoy un prompt puede generar una imagen, un folleto o una presentación. Pero eso no garantiza comunicación. Vivimos rodeados de dispositivos audiovisuales, un ecosistema donde lo que no se muestra no existe comercialmente. El mercado es feroz: competimos con actores locales, regionales e internacionales capaces de penetrar nuestro territorio comunicacional si lo hacemos mal.
Necesitamos comunicar mejor, contar nuestra historia, mostrar nuestras diferencias, construir identidad y generar identificación. Y el canal audiovisual es hoy el principal puente, tanto para el público externo como para los propios equipos de trabajo.
La IA agiliza procesos creativos y facilita plasmar ideas en piezas profesionales, pero es el comunicador quien traduce lo técnico en mensaje, lo complejo en claridad, lo invisible en visible. La IA no crea conceptos nuevos: reinterpreta, reorganiza, procesa. La idea original sigue siendo humana.
Por eso es clave contar con un equipo de comunicadores, diseñadores, editores y creativos que integren IA. La herramienta sola no puede garantizar resultados ni resolver demandas comunicacionales.
Desde Entre Ríos al mundo
El panorama, sin embargo, es alentador. El Mirador Tec organiza y potencia el ecosistema digital local: empresas de software, consultoras, laboratorios de investigación, gestoras, organismos públicos y privados que promueven la transformación digital. El gobierno provincial y los municipios comienzan a incorporar IA en sus procesos y ofrecen programas de capacitación para formar talento.
Como plantea Marcelo Mannucci, hay que educar pensando en el futuro, pero trabajando en el presente: la inteligencia artificial es hoy.
Los profesionales de la comunicación y la tecnología son esenciales para mantener identidad, eficiencia e innovación. Dejar la IA trabajando sin supervisión humana conduce al autoplagio, la repetición y la falta de ideas. Las herramientas generativas son eficaces, pero pueden caer en soluciones autocomplacientes. La dirección humana sigue siendo indispensable.
IA para liberar creatividad (y no para reemplazarla)
La gran promesa de la IA es automatizar lo que no requiere creatividad, permitiendo que los equipos se concentren en lo que sí. Tareas como copiar, formatear, etiquetar o recortar ya no deberían consumir horas humanas cuando pueden resolverse en minutos mediante automatización.
Esto libera tiempo para construir estrategia, diseñar caminos de posicionamiento, pensar en nuevos mercados y desarrollar una comunicación 360°, mucho más completa que “hacer placas para redes”. A la vez, áreas administrativas pueden automatizar cargas de datos para enfocarse en análisis y decisiones.
En diseño, la IA permite generar bocetos iniciales, variantes o alternativas visuales. No reemplaza la creatividad: la impulsa.
Empresas regionales con visibilidad global
La competitividad ya no depende solo de producir bien, sino de contar bien lo que producimos. La narrativa empresarial abre puertas a mercados internacionales, organismos financieros y nuevos proveedores. Mostrar procesos, explicar decisiones y presentar productos profesionalmente es indispensable.
Las ferias, congresos y eventos exigen claridad, visualización de datos, narrativa, diseño y coherencia. La comunicación estratégica debe integrarse con todas las áreas de la empresa para construir un sistema sólido, adaptable y profesional.
Los aliados digitales en la región
Las herramientas existen y los profesionales ya están trabajando con ellas. Hay opciones accesibles, escalables y probables sin costo antes de invertir. La clave es integrarlas sin romper lo que funciona, pero mejorando lo que puede optimizarse.
El profesional de la comunicación es hoy el puente entre lo que hacemos y cómo lo presentamos. La IA potencia esa tarea y, a esta altura, ya no es opcional: es imprescindible para innovar, ser eficientes y construir marca.
Diseñar (es) lo que viene
La comunicación dejó de ser un adorno agregado al final del proceso productivo. Es parte de la estrategia. El mercado exige mostrar procesos, no solo resultados.
Por eso hacen falta equipos con mirada crítica, criterio estético, curiosidad y comprensión tecnológica. Diseñar, comunicar y pensar con IA son competencias complementarias y necesarias.
La inteligencia artificial no es el futuro: es el presente. La pregunta no es si vamos a sumarnos, sino si vamos a seguir haciendo lo mismo o vamos a diseñar lo que viene.




